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Reportaje:La Habana | Carta del corresponsal

DESAGRAVIO ANIMAL

Un conjunto de anécdotas, con distintos animales como protagonistas, ilustran mejor que muchas declaraciones políticas la realidad cotidiana de un país como Cuba

En Cuba las noticias curiosas no son una excepción, y por regla general sirven tanto o más que los titulares de primera página para enterarse de cómo andan las cosas. Un ejemplo reciente es lo sucedido en el seno de la Asociación Nacional de Lebreles Afganos de Cuba (ANLA), ONG canina a la que hasta hace un mes perteneció la jefa de la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba, Vicky Huddleston, y su perra Havana.

El pasado 6 de febrero, la junta directiva de dicha asociación decidió 'dar de baja' a la diplomática norteamericana por razones éticas y le dirigió una carta que decía: 'El Gobierno que usted representa ha mantenido durante más de 40 años una política de hostilidad contra nuestro Pueblo y Gobierno, con el cual, no obstante ser nosotros una Organización No Gubernamental, estamos identificados política e ideológicamente'. En la misiva, la directiva acusaba a Huddleston de estimular 'personalmente' la hostilidad contra Cuba al arengar a una delegación de estudiantes y profesores norteamericanos que recientemente visitó la isla. Y concluía: 'Como usted comprenderá, estos hechos son incompatibles con la moral de nuestra asociación y de nuestro Pueblo'.

La cosa no paró ahí. Rápidamente, la diplomática norteamericana hizo llegar una copia de la carta a los principales medios de prensa extranjeros acreditados en la isla y la noticia casi adquirió tintes de escándalo político al difundirse por periódicos y televisiones de Estados Unidos. Las autoridades cubanas y la Asociación Nacional de Lebreles Afganos vieron en tales informaciones una campaña de descrédito y tergiversación; y los jefes de la asociación reaccionaron enviando una segunda carta a Huddleston -que en esta ocasión llegó a la prensa por canales oficiales-. En ella la junta directiva quiso aclarar que 'en ningún momento' la perra fue 'expulsada' de la asociación, y consideró que tanto Havana como la ANLA habían sido 'calumniados'. A los ofendidos no se les ocurrió nada mejor que organizar un 'homenaje de desagravio' a la perra (al que fue invitada su dueña).

Hablando de noticias singulares y de animalitos, está el caso del ñandú del zoológico de Santiago de Cuba. Resulta que, a diferencia de la perra de Huddleston, el avestruz africana del zoo de Santiago sí fue 'dada de baja', pero por dos ciudadanos que le retorcieron el pescuezo y después se comieron parte de sus muslos en pepitoria. El hecho ocurrió en 1998 pero lo relató recientemente el periódico local Sierra Maestra, que explicó que cuando los ladrones se sintieron llenos vendieron el resto del ave en el mercado negro. Por tales motivos, informó el Sierra Maestra, los susodichos fueron condenados en febrero a 10 y 15 años de cárcel.

La historia de los leones vegetarianos del zoológico de La Habana no es menos reveladora, aunque por fortuna corresponde a una época ya pasada. Ocurrió durante los años duros del Periodo Especial, entre 1992 y 1995, cuando debido a la escasez de proteínas la población adelgazó tanto que hasta desaparecieron de la calle los famosos culos cubanos. Por aquella época en el zoo de La Habana hubo que inventar de lo lindo para que no pereciesen los animales, especialmente los carnívoros, y uno de los inventos consistió en alimentar a los leones con un preparado cuya materia prima era el boniato. Se cuenta -y esto ya es chismografía popular de altos quilates- que en una ocasión se escapó una de las fieras del zoo de Santa Clara, pero durante su fuga por la ciudad el bicho no rugió ni tuvo instinto agresivo alguno. Dicen las malas lenguas que, extrañados por tal conducta, los veterinarios investigaron y se percataron de que el león era ya casi un herbívoro: al parecer un cuidador desviaba la carne destinada al león a la bolsa negra y éste comía productos de la huerta.

Los cuentos del Periodo Especial en el zoo de La Habana son inagotables... y truculentos. En uno de los estanques del hermoso parque ajardinado, de 23 hectáreas de extensión, vivían los patos. Al comienzo de la crisis había unos 200 ejemplares, de los que sobrevivieron sólo una veintena. Los que escaparon a las trampas nocturnas de los vecinos desarrollaron una singular habilidad: todavía hoy se les recuerda como los patos ninjas por los saltos que daban.

La actual directora del zoo, Elssie Pérez, habla de aquella época con dolor pero a la vez con orgullo: 'En cualquier otro país del mundo que hubiese pasado lo que aquí pasó no hubiese quedado vivo ningún animal de cuatro patas', dijo al que escribe en una reciente entrevista.

Volviendo al tema: en Cuba las noticias curiosas las carga el diablo y conviene seguirlas; como el caso de la perra Havana ejemplifica con elocuencia el estado actual de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, el banquete y posterior reventa del ñandú de Santiago es un retrato hiperbólico de la vida misma. Al enterarse de esta cruda noticia -por cierto, difundida a todo trapo por una agencia de prensa disidente- un vecino mío no pudo reprimirse: 'Fueron presos, pero tremendos muslones que se comieron', dijo... Yo me hice el loco y miré para otro lado.

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