La política del silencio
Representantes de todos los partidos se niegan a contestar las preguntas de los periodistas que les son incómodas
La habitual facundia de los políticos para hablar, a ser posible mal, de los adversarios, se torna a veces en mutismo cuando se les interroga de cuestiones internas de su partido o bien de su gestión, en este caso cuando ejercen labores de gobierno. Esta arraigada costumbre se acentúa en periodos de crisis y nada tiene que ver con el signo ideológico. En todas las formaciones hay casos de políticos que han practicado en alguna ocasión el 'no comment', el 'hoy no toca' o el 'hoy no hablo de eso'. En definitiva, un recurso nada convincente para eludir las preguntas molestas, cuestiones que la mayoría de los políticos intenta resolver con un prolongado soliloquio que no disipa ninguna duda. No obstante, hay quienes defienden estas actitudes y un clásico dijo aquello de que 'en política, como en la música, los silencios también forman parte de la partitura'.
Los motivos para el silencio son variados y he aquí varios ejemplos. El 9 de febrero de este año, la consejera de Economía, Magdalena Álvarez, desató una tormenta al declarar en Málaga que la fusión de El Monte y San Fernando 'es insolvente desde el punto de vista económico y financiero'. Las palabras de la consejera causaron 'estupor' en la dirección regional del PSOE. Para no caer de nuevo anatemizada por decir lo que piensa, la consejera se impuso a continuación un silencio hermético sobre las cajas. Dos semanas después, el 23 de febrero, la consejera volvió a Málaga: presentó el arranque de una campaña sobre la moneda única europea. Había una tormenta de las de verdad, y los organizadores prepararon una carpa para defenderse de la lluvia, que estaba llena de periodistas. Varias docenas de preguntas sobre cajas fueron aparcadas por Álvarez 'para no ensombrecer un tema tan importante como el euro'. Se le preguntó si el silencio era autoimpuesto y respondió: 'Yo no me autoimpongo nada'. Pero como eso se prestaba a pensar que se lo habían impuesto desde fuera añadió: 'Nadie me impone nada', y dejó a los periodistas interpretar si el silencio era iniciativa propia o ajena.
Ausencia
Habituada a responder a todas las interrogantes que se le plantean, Teófila Martínez, en su triple condición de alcaldesa de Cádiz, presidenta del PP andaluz y presidenta del consorcio de la Zona Franca, ha guardado un elocuente silencio en dos ocasiones más o menos recientes. Significativa fue su ausencia de la comisión de gobierno municipal y posterior rueda de prensa en la que se conoció la dimisión del concejal de asuntos Sociales, Francisco Villarreal, quien se vio implicado en supuestos gastos irregulares en el centro de disminuidos físicos que dirigía antes de ser concejal. En aquella ocasión no es que declinara hacer declaraciones, es que no compareció. Hace sólo un mes, Martínez ha rechazado hasta media docena de veces ofrecer explicaciones sobre los gastos del delegado especial del Estado en la Zona Franca, ya dimitido. La presidenta del PP se remitía al comité ejecutivo y al pleno del Consorcio para conocer su opinión sobre el asunto.
No menos espectacular ha resultado la callada por respuesta que ha ofrecido durante la última semana el secretario provincial del PSOE, Francisco González Cabaña, ante las preguntas por el cobro de 1,1 millones de pesetas en dietas el pasado año de la delegada de Educación de la Junta en Cádiz, Pilar Sánchez, quien sólo ha recibido el apoyo de su agrupación, el PSOE de Jerez. Cabaña lleva una semana esperando tener 'todos los datos' en la mano para pronunciarse.
El portavoz parlamentario de IU, Antonio Romero, también ha recurrido a esta fórmula, sobre todo cuando era coordinador regional. En febrero de 1999, en una rueda de prensa sobre la actualidad andaluza, se negó en varias ocasiones a hablar de cuestiones internas, que pasaba un momento delicado. Romero despachaba las preguntas con un: 'Hoy no toca eso, ¿otra pregunta?'.
Tampoco queda a salvo el PA. Ricardo Chamorro, siendo primer secretario del PA de Cádiz, renunció a informar a los periodistas sobre el contenido y el desarrollo de un comité provincial celebrado en Villamartín en el que había recibido una dura reprimenda de Pedro Pacheco, con quien mantenía antaño la alianza interna que le llevó a obtener acta con parlamentario autonómico.
La sección alcaldes da mucho juego. El de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín (PSOE), ha apostado recientemente por desvelar sus proyectos para la ciudad mediante conferencias en importantes foros y una audiencia selecta. Sus cuatro últimas grandes intervenciones han sido en el club siglo XXI, en Madrid; en la universidad privada Esade, en Barcelona; y, en la ciudad que gobierna, en el club Antares y en el consejo general del Plan Estratégico Sevilla 2010.
Así las cosas, poco queda para los medios de comunicación que, últimamente, han recibido a sus preguntas varias veces la respuesta del alcalde de 'hoy no toca'. Monteseirín, para quitarse de encima a la prensa, opta por dos variantes: la primera, hablar sólo del tema sobre el que versa el acto al que acude y negarse a responder preguntas sobre otros temas de actualidad de la ciudad; la segunda, no hacer declaraciones directamente.
El de Huelva, Pedro Rodríguez, del PP, no habla, no contesta, cuando no le interesa hacerlo. Rodríguez se limita a opinar sobre el asunto concreto del enunciado de cada conferencia de prensa. Por ejemplo, de momento ha resultado imposible conocer lo que piensa sobre la marcha del PP de su ex primer teniente de alcalde, Francisco Nieves. La actitud de Rodríguez ante los medios cambió radicalmente a raíz de la mayoría absoluta que consiguió tras las elecciones municipales de 1999. Antes, en la época en que gobernaba en minoría, opinaba de todo. Se trata de un buen conversador, pero con cierta incontinencia oral: llegó a decir que el Parlamento no sirve para nada a quien no gobierna y llamó 'mujerzuela' al portavoz municipal del PSOE.
Juan Enciso, el alcalde popular de El Ejido (Almería), tiene por norma no hablar de temas de inmigración cuando no le interesa, sobre todo tras los incidentes racistas del año pasado. La estrategia del 'no hay comentarios' forma parte indisoluble del modo de abordar el tema más espinoso con el que se enfrenta. Además, el mutismo del alcalde tiene sus matices en función del medio que le pida su parecer. Cuando los periodistas intentan obtener su versión para contrastar informaciones o incluir el punto de vista del equipo de gobierno ejidense suelen chocar con la misma respuesta del Ayuntamiento: 'Sobre temas de inmigración no se hacen declaraciones'.
Ramón Palacios, alcalde de La Carolina (PP), suele acompañar sus negativas a contestar preguntas con un movimiento de mano con el que dice 'no'. Especialmente huidizo se mostró a raíz del caso Bartolín, el concejal del PP que simuló un secuestro y que llevó a La Carolina hasta las páginas de nacional de todos los periódicos. En las entrevistas se muestra dispuesto a contestar cualquier pregunta, pero requiere un cuestionario previo. Palacios opta por hacer que no ha escuchado lo que no quiere contestar.
Esta información ha sido elaborada por Ignacio Martínez, Antonio Hernández-Rodicio, Ana Torregrosa, Carmen Del Arco, Daniel Gil, Luis E. Siles y Luis Barbero.
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