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Cardoso disuelve el organismo responsable del desarrollo amazónico brasileño, bajo sospecha de corrupción

La opinión pública no siguió al ex presidente del Senado de Brasil y poderoso político Antonio Carlos Magalhães cuando enchufó el ventilador de sus acusaciones contra la corrupción política en las que intentó alcanzar al presidente de la República, Fernando Henrique Cardoso, considerando que se trataba de un despecho. Pero algunas de sus acusaciones han dado en el clavo y el mismo Cardoso las tomó en consideración. Es el caso de las sospechas de corrupción en la Superintendencia del Desarrollo de la Amazonia (Sudam), el importante órgano responsable de promover la economía en la región amazónica.

Tras una investigación pedida por él mismo, Cardoso ha decidido disolver el Sudam, donde en 29 proyectos aparecen síntomas de irregularidades, según estudios hechos por los técnicos del Ministerio de Integración Nacional. Más de veinte de los directores del Sudam han sido ya destituidos de sus cargos y se espera de un momento a otro la clausura total de la institución que tanto dinero administró en los últimos años.

Lucro personal

Los técnicos que han llevado a cabo la investigación calculan que, sólo en los 29 proyectos que han resultado tocados por la corrupción, han sido desviados de su finalidad, para lucro personal, 270,4 millones de euros. Al mismo tiempo, se ha podido constatar que las ayudas para proyectos de desarrollo en la Amazonia se habían concentrado no en las zonas más pobres y necesitadas de aquella región, como Acre, Amapá o Roraima, sino en las más ricas, como Pará, Mato Grosso y Maranhão.

Una de las irregularidades detectadas es la existencia de proyectos que fueron aprobados en un plazo récord de cuatro días, cuando los trámites normales de aprobación de dichos proyectos del Sudam eran de 90 días. Es el caso, por ejemplo, de la empresa Usimar Componentes de Automóviles en São Luis de Maranhão. Otros 18 proyectos bajo sospecha de corrupción están ubicados en la región Transamazónica en el centro-oeste del Estado. Un caso emblemático ha sido el del presupuesto de 1,8 millones de euros para la construcción de tres barcos pesqueros por la empresa Tumasa. Uno de los barcos costó casi un millón de euros, según una nota fiscal del 7 de enero del 2000. Ahora se ha descubierto que el barco ya existía, que había sido construido hace 15 años y que sencillamente se le había cambiado de nombre.

Las acusaciones de corrupción en el Sudam de Magalhães iban dirigidas sobre todo a golpear al nuevo presidente del Senado, Jader Barbalho, cuyo nombramiento obstaculizó hasta el final alegando que se trataba de un político corrupto que estaba implicado en las irregularidades del Sudam. Ahora que el nombre de Jader Barbalho no ha aparecido en las investigaciones pedidas por el presidente de la República, Magalhães ha ironizado afirmando: "Tendría gracia que apareciera su nombre cuando las investigaciones han sido realizadas por personas cercanas a su grupo".

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La opinión pública está siguiendo con atención la pelea, especialmente porque se trata de un tema tan sensible como el de la Amazonia, en la que tiene puestos los ojos el mundo entero. Lo que agrada es que, después de muchos años de impunidad en este país con la corrupción política, por fin empieza a levantarse el telón y ya nadie puede sentirse seguro.

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