Poetisa y rica a los nueve años
La niña estadounidense Sahara Sunday Spain, hija de un antiguo 'pantera negra', recibe un millonario adelanto por su libro
Que la niña haga juegos de palabras y los ilustre con garabatos no se sale de lo común para su edad, nueve años recién cumplidos. Que la editorial Harper San Francisco pagara 150.000 dólares (26 millones de pesetas) por adelantado para publicar los poemas y los dibujos de la niña, ya lo querría para él cualquier poeta contemporáneo; no deja de ser comprensible que algunos de ellos estén más indignados que asombrados con el éxito de la recién llegada al hasta ahora humilde mundo de la poesía.
El fenómeno se llama Sahara Sunday Spain. El nombre se lo puso su madre como homenaje a África y a los domingos; el apellido se lo dio su padre, Johnny Spain, un antiguo miembro de los Panteras Negras violento y marrullero, con quien la hija y la madre han perdido todo contacto.
Los poemas de Sahara habrían acabado pegados a la puerta de la nevera si su madre no hubiera tenido siempre la certeza de que su hija era un portento. Cuando la niña cumplió un año, su madre aprovechó la fiesta para demostrar las habilidades lingüísticas de la niña, que ostentaba ya un vocabulario envidiable para sus doce meses de vida: 17 palabras. Los asistentes a aquella fiesta sentían que habían sido llamados más como testigos que como invitados.
Con año y medio, Sahara recitaba el alfabeto. A los cinco ya escribía poesías completas y ahora, a los nueve, habla también francés con soltura, compone música, toca el violín y el piano y viaja con su madre por los cinco continentes. Y publica libros, que se venden con una rapidez envidiable.
La recopilación de poemas que mereció tan sabroso adelanto editorial se titula If there would be no light: Poems from my heart (Si no hubiera luz: Poemas desde mi corazón). El Times de Londres no pudo resistir la tentación de señalar a sus lectores un matiz que, sin decirlo, consideraba humillante: Sahara ha ganado más dinero con su libro de poesías que Ted Hughes por los últimos versos que escribió antes de morirse. La diferencia está en su estatus: Hughes sólo era el poeta británico contemporáneo más aclamado y reconocido; Sahara es un fenómeno de masas en la cultura popular de Estados Unidos.
Andrew Motion, que ocupa ahora el lugar de Hughes en la poesía en lengua inglesa, se ha quejado de que los versos de Sahara -que la niña ilustra con sus propios dibujos- son 'un poco como tarjetas Hallmark', en referencia a esas felicitaciones de cumpleaños con un dibujo infantil y un pareado del tipo 'Feliz cumpleaños le deseo / al mejor papá del mundo entero'. Sahara, que entre sus dones parece que no ha sido agraciada con el de la modestia, respondió a Motion: si quiere ganar más dinero, dijo la niña, 'quizá también debería aprender a dibujar'.
Un ejemplo del último libro: 'Cuando está nublado / mi corazón está feliz. / Cuando hace sol / mi corazón está lleno de alegría. / Cuando pasan las nubes / lloro para hacerlas llover / porque la lluvia es amor. / Las gotas de lluvia llevan amor, / limpian las cosas que hacen daño a la tierra, / pero por encima de todo / llevan amor a la tierra / y hacen que todos suden amor en su cuerpo / como agua que gotea en las flores'.
El libro cuesta 17 dólares (3.000 pesetas). Ningún experto en poesía en Georgetown o American University, ambas en Washington, ha abierto el libro de Sahara, aunque todos parecen haber oído hablar de él. Sólo el crítico de The New York Times se atreve a dar su opinión, que tiene un punto de poética: 'Son poemas con encanto, despiertos y libres'.
¿Es Sahara Sunday Spain 'un producto de la cultura popular', como lo definen quienes atisban una operación comercial perfectamente diseñada, o es 'el próximo Juan Salvador Gaviota', como dice el agente literario de la niña, Robert Stricker?
Tiene con ella al grueso del establishment afroamericano de EE UU, incluyendo a Quincy Jones, Bill Cosby o Alice Walker, la autora de El color púrpura, que ha firmado un prólogo elogioso para la recopilación de poesías. También la cantante Bonnie Raitt tiene las mejores palabras para los versos de Sahara: 'Su arte, sea poesía, pintura o música, le fluye de dentro. Tiene un don muy especial'.
Sahara vive con su madre -fotógrafa y viajera- en California. La madre somete a su hija a un eclipse informativo: le ha prohibido leer las críticas que publica la prensa hasta que cumpla 16 años. De paso, también corrige algunas desviaciones culturales que son incompatibles con la condición de niña prodigio. No permite que vea televisión, y ha conseguido convencerla de que las Spice Girls no le aportan nada.
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