_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Familias

La vida es que no para de dar vueltas. En los años sesenta la progresía abogaba por la disolución de la familia, que era una institución mayormente alienante y castradora. Los jóvenes leían On the road y soñaban con una falansterio en vez de con un piso. Son los padres del siglo XXI, los padres de ahora mismo, algunos de los cuales se han convertido en padres de la patria y, desde sus escaños o consejerías, pretenden enmendar sus ingenuos errores juveniles e insuflar nueva vida a la vieja familia. Han descubierto que, en los tiempos que corren, la solidaridad se da de puertas para adentro. Además, la vida política y económica confirma la operatividad de las familias. Hemos tenido que pasar de la familia Telerín a la familia Guerra para comprender que, como en casa, no nos van a tratar en ningún lado. Compartir apellidos, color de piel y ojos, domicilio y Rh es tener, como poco, medio camino hecho.

Ahora el Gobierno vasco pretende reeditar las viejas glorias filmadas por Cifesa incentivando la natalidad y convirtiéndonos, si nos descuidamos, en clónicos del gran Alberto Closas y su atómica familia nuclear. El Departamento de Justicia, Trabajo y Seguridad Social ofrece un paraíso laboral y fiscal a las parejas que decidan crecer y multiplicarse a ritmo de Rank Xerox a partir de enero del año 2002. El proyecto no podrá ser aprobado en el Parlamento antes de las elecciones, pero su espíritu permanecerá más allá de las siglas de uno u otro partido. El de la baja tasa de natalidad, como el de la creciente inmigración, es un fenómeno propio de las sociedades desarrolladas. Un fenómeno que algunos convierten en problema, y otros, como el señor Barrera, en amenaza para la supervivencia de su querido pueblo, o sea, de sus hermanos, tíos, primos y demás familia. Piensan muchos que el aumento de la natalidad en casa y la esterilización del fértil tercer mundo es la mejor vacuna contra la inmigración. Temen que la civilización occidental se erosione. Por cierto, a Gandhi le preguntaron una vez: '¿Qué piensa, Mahatma, de la civilización occidental?'. A lo que respondió: 'Que sería una magnífica idea.'

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_