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Reportaje:

Jugando con las matemáticas

San Sebastián expone la historia de la ciencia exacta acompañada por 60 juegos infantiles

'Lo que más me gusta son las divisiones y las sumas, pero las multiplicaciones me aburren'. El pequeño Jon explica de esta forma sus preferencias en matemáticas mientras juega a las damas con su compañera de ikastola Patricia.

No están en clase. Tampoco en el parque ni en casa disfrutando del tiempo libre. Se encuentran en la casa de cultura Okendo, en San Sebastián, correteando por la exposición Jugando con las matemáticas, en la que se combinan los paneles que explican la historia de esta ciencia y sus más importantes aplicaciones con 60 juegos que permiten a los chavales practicar algunas de sus reglas.

Jon y Patricia estudian tercero de primaria en la ikastola Zurriola de la capital guipuzcoana, van 'por la tabla del ocho' y han acudido a la muestra con sus compañeros de aula. 'Vienen a jugar y a investigar un poco. Es una forma bonita de experimentar cosas relacionadas con las matemáticas', explica Garbiñe Iguarán, la tutora de los críos.

El público puede visitar la exposición por las tardes, mientras los colegios han de concertar sus citas por las mañanas. La muestra, que permanecerá abierta hasta el próximo 16 de marzo, ha sido visitada ya por 25 grupos de estudiantes. La inmensa mayoría son niños, pero también ha suscitado la curiosidad de dos centros de educación de adultos.

Patricia no se anda con tapujos: 'No hemos leído ningún cartel, aquí lo más importante son los juegos', reconoce. A su tutora no le preocupa, porque se trata de que los críos experimenten. Así que les ha explicado un poco por encima el contenido de los paneles y les ha dado algunas instrucciones para que jueguen.

Y en ello se esmeran los chavales, encantados con la exposición y, según aseguran, también con las matemáticas. Julen, Imanol, Eñaut, Patricia y Jon se arremolinan alrededor del tangram, intentando encajar las piezas geométricas dentro del cajetín correspondiente. 'Deben estar las piezas mezcladas, porque es imposible hacerlo', argumenta Jon. Mientras los pequeños sueñan con lo que quieren ser de mayores -'yo futbolista, yo jugar a baloncesto, yo obrero, de los de construir casas'.-, Eñaut levanta tímidamente la voz para decir: 'Lo he conseguido'.

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Las tres en raya, el dominó o uno basado en el teorema de Pitágoras son sólo algunos de los juegos en los que se entretienen los alumnos de la ikastola, que, en cualquier caso, parece que tienen claro cuál es el rey de la sala: el ordenador, donde también tienen que intentar colocar piezas geométricas dentro de su hueco correcto.

Aunque los paneles no atraen la atención de los pequeños, esconden datos curiosos, como una de las versiones por las que no existe un Premio Nobel de Matemáticas. Al parecer, Alfred Nobel y el matemático sueco Gösta Mittag-Leffter se disputaban el amor de una dama vienesa, y el padre de los prestigiosos premios excluyó las matemáticas para evitar que su rival pudiera ganarlo.

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