Barrera reta a la dirección de ERC a abrirle un expediente y avisa que no se callará

El pasado viernes, Carod exigió al histórico dirigente republicano que guarde silencio para no perjudicar más la imagen de ERC, cuyas posturas sobre la inmigración no coinciden con las de Barrera. En un libro de reciente publicación, el veterano político expresa su preocupación por la posibilidad de que Cataluña desaparezca si sigue el actual flujo migratorio y se muestra comprensivo ante algunas opiniones del líder de la ultraderecha austriaca Jörg Haider. Carod apeló a la 'conciencia democrática y catalanista' de Barrera para pedirle que guarde silencio.

Las advertencias de la dirección de ERC, no obstante, han caído de momento en saco roto. Fuentes del partido explicaron ayer que Barrera ha comprendido la situación y que va a cambiar su actitud, pero éste, en cambio, afirmó a este diario que no está dispuesto a callarse. De hecho, Barrera, de 83 años, se desplazó ayer mismo al País Vasco para participar en el programa Políticamente incorrecto junto con el lehendakari, Juan José Ibarretxe. 'De acuerdo con los estatutos del partido, nadie me puede decir que no puedo expresar opiniones', explicó ayer Barrera, quien subrayó que en todo el fin de semana nadie se ha dirigido a él oficialmente para reclamarle silencio.

'Entendería las órdenes si yo estuviera en la Compañía de Jesús, pero milito en un partido político', afirmó. Barrera añadió que en los últimos días ha recibido en privado muchas muestras de apoyo de correligionarios que dicen compartir sus puntos de vista.

Otros sectores, en cambio, han reclamado que la dirección de ERC no se quede en las palabras y que abra a Barrera un expediente disciplinario. Las juventudes incluso le han reclamado que se dé de baja.

Pese a este llamamiento, la cúpula de Esquerra no adoptó ayer ninguna medida contra el ex líder de la formación. La comisión permanente, que se reunió antes de la ejecutiva, se limitó a asumir como propio el comunicado que Carod emitió la semana pasada, en el que reafirmaba las posiciones de ERC sobre inmigración y subrayaba que las opiniones de Barrera son estrictamente personales.

A pesar de que algunos sectores de la dirección de Esquerra apostaban por expedientar a Barrera, la opinión mayoritaria en la cúpula independentista es que cualquier medida drástica sólo serviría para que el problema siguiera vivo en lugar de permitir zanjar la polémica, que es el gran objetivo de ERC. Además, la inminente celebración del 23º congreso del partido republicano, el 17 y el 18 de marzo, ha retraído a los dirigentes más beligerantes contra Barrera, que admiten que el momento no es propicio para abrir un expediente.