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Crónica:OLIVENZA | LA LIDIA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Mejor Jesulín que Ortega Cano en la reaparición

Comedido, sereno y confiado. Así regresa Jesulín, que ayer se recreó en su reaparición, cortando tres orejas. A Ortega Cano, que también volvía a los ruedos, se le notó inactividad, aunque el público agradeció sus ganas. Era una cita taurina con expectación y hasta cierto glamour.

Despacito, despacito, despacito. Así comenzó Jesulín su faena. Casi a ritmo de ballet, con aplomo, sosiego y decisión encaró, tras dos años de reposo, la que será su decimotercera temporada. Lanceó con confianza, dominó al toro y derrochó aplomo y autoestima ante un astado bonito, pausado y adornado. La mejor secuencia la firmó con la muleta, sin precipitación, con las dos manos. Hasta advirtió que su intento de estocada se ladeó y con reflejos sacó la espada para acertar después con una media caída, suficiente para oreja.

Jandilla / Ortega, Espartaco, Jesulín

Cinco toros de Jandilla y uno de Fuente Ymbro, de buena presencia, aunque algunos anovillados; 3º bien armado; 5º con casta. Ortega Cano: tres pinchazos y estocada baja (aplausos); media estocada (oreja). Espartaco: pinchazo y media estocada caída (oreja); dos pinchazos -aviso- y dos descabellos (silencio). Jesulín de Ubrique: pinchazo ladeado y media estocada caída (oreja); estocada trasera (dos orejas). Ortega Cano y Jesulín reaparecían tras sus retiradas. Plaza de Olivenza, 3 de marzo. Lleno.

Había enganchado con la grada, así que se aguardó con expectación su segunda faena. La inició un tanto acelerado, pero pronto recuperó el control. Ligó pases de pecho, cambiándose de mano, y fue creciéndose, seguro, candencioso y alegre en su toreo.

No se encontró cómodo Ortega Cano. Arrancó frente a un ejemplar noble y pronto. Toreó con temple sobre los dos pitones, pero el viento le impidió salir fuera y fue diluyéndose, sin sacar lo que lleva dentro. Sin cuadrar al toro, se precipitó a la hora de entrar a matar. Con el semblante serio, frío, recibió al cuarto, un toro anovillado, distraído, que complicó aún más una desacertado toreo de capa. Se enrabietó, tiró de gestos y gritos frente a un astado bravo, que humillaba y repetía, con trabajo para aguantar la embestida. Más gestos de autoconvencimiento, miradas al público y muchas ganas en una faena de más a menos.

Espartaco brindó a sus dos compañeros de terna, un ejemplar ligero, bonito, que quedó a medias, humillando mucho. No terminó de entregarse el toro, acostándose por el lado derecho. Insistió Espartaco por el izquierdo y tuvo su premio con una estocada perpendicular. Iban cayendo las orejas con el personal entregado y los toreros con ganas de complacer entre faenas voluntariosas y momentos de calidad, y entró en escena el quinto, un astado bronco y corto de fuerzas. Insistió Espartaco, lo sacó fuera, aguantó embestidas espurias. Muy motivado, pero sin continuidad en una faena larga que vio un aviso.

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