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Crónica:CRÍTICA | CLÁSICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Recorrido a la inversa

Recién estrenada en Madrid, la última obra de Cristóbal Halffter llegó a Valencia ocho días después. Su nombre -Halfbéniz- une el apellido del compositor y el de Isaac Albéniz, cuyo Albaicín proporciona el motivo configurador de la partitura.

Halffter, meticuloso e inteligente como siempre, ha rehuido la simple evocación y el homenaje relamido para dar la vuelta a la tortilla y conseguir que la cita de Iberia surja con naturalidad de los sonidos recién creados. Porque el motivo rítmico que proviene del músico catalán es poco reconocible cuando comienza la obra, y pocos oyentes lo percibirían como tal si no estuvieran advertidos por el programa de mano.

En una primera escucha, es Albéniz quien brota de la música actual. Pero, aún sin la percepción racional, cuando luego nace el árbol, se advierte que antes estaba la simiente. El camino se recorre al revés, y, sin embargo, es el mismo: están trabajados vínculos y ecos, flecos y cimientos. Se reivindica la paternidad y, al mismo tiempo, la herencia.

Halffter

Orquesta de Valencia. Director: Cristóbal Halffter. Obras de Rodrigo, Halffter y Bruckner. Palau de la Música. Valencia, 2 de Marzo.

Hermosa impresión

En los momentos más logrados, esos brotes pueden sugerir las formas nacientes de una escultura que empieza a diferenciarse -aunque todavía forma parte- del bloque de piedra. Las primeras frases plenamente tonales de Halfbéniz -más que las citas textuales- producen en el oyente esa hermosa impresión.

Nexos profundamente trabados, asumidos con plenitud y sentidos con toda el alma, unen el pasado y el presente. Lo paradójico es que lo viejo parece surgir de lo nuevo: se oye así, aunque el proceso constructivo se haya realizado a la inversa. Quizá la antigua teoría de los 'formantes' ( Halffter, años sesenta) pueda explicar plenamente esta obra.

No estuvo la Orquesta de Valencia a la altura de las circunstancias. Halffter, además, tampoco muestra la misma eficacia como director. La partitura parecía prendida con alfileres -sobre todo en la última parte-, la orquesta tocó sin convicción, y la batuta no logró transmitir la carga emotiva que subyace en esos pentagramas. El músico madrileño -como señaló Tomás Marco, hace ya muchos años- está presente en sus creaciones de forma muy inmediata, convirtiéndo éstas en un vehículo de encuentro casi personal.

Ese encuentro parece resultarle más difícil como intérprete. Aunque se trate de obras propias. A Cristóbal Halffter se le conoce, por encima de todo, como a un gran compositor. Y, después de escuchar Halfbéniz, parece razonable mantener esa valoración.

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