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El ministro argentino de Economía presenta a De la Rúa la renuncia a su cargo

El ministro de Economía del Gobierno argentino, José Luis Machinea, presentó finalmente ayer por la tarde (hora local) la renuncia a su cargo. Anoche, el presidente, Fernando de la Rúa, permanecía reunido con parte de su Gabinete de ministros y los líderes de los partidos que integran el Gobierno de coalición, el ex presidente Raúl Alfonsín y el ex vicepresidente Carlos Chacho Alvarez, pero aún no había decidido quién reemplazaría a Machinea.

El pasado fin de semana, De la Rúa se había entrevistado con Domingo Cavallo, ex ministro de Economía durante el primer mandato del peronista Carlos Menem, pero los primeros candidatos a la sucesión de Machinea son el actual jefe de Gabinete y ex presidente del Banco de la Nación, Christian Colombo, y el ministro de Defensa, Ricardo López Murphy.

El ex vicepresidente Carlos Alvarez había advertido que la incorporación de Cavallo al Gobierno "provocaría un inevitable conflicto en la Alianza". El jefe del radicalismo, Raúl Alfonsín, mantiene una declarada enemistad con el ex ministro de Menem desde fines de los años ochenta. Alfonsín, entonces presidente de la Nación, acusó a Cavallo de recomendar a los organismos internacionales de crédito que no le renovaran los préstamos al Gobierno radical y de contribuir decisivamente al estallido social que le obligó a adelantar la entrega del Gobierno al presidente electo en mayo de 1989, el peronista Carlos Menem.

De la Rúa suspendió todas las actividades previstas para el fin de semana y es posible que dirija un mensaje al país el lunes por la noche. El jefe del Estado se propone aprovechar la crisis para relanzar su Gobierno con un nuevo plan económico. El pasado jueves, cuando inauguró la sesiones ordinarias del Congreso, De la Rúa dijo que "la convertibilidad [la paridad del peso con el dólar] está fuerte y se va a mantener".

Destitución de Pou

Los desplazamientos en el Gabinete para cubrir el vacío que deja Machinea se van a completar la semana que viene cuando De la Rúa destituya al presidente del Banco Central, Pedro Pou, si no ha renunciado todavía. Pou está acusado de encubrir el tráfico ilegal de dinero que realizaban el Banco República y su banco pantalla, el Federal Bank de Bahamas, en complicidad con el Citibank de Nueva York, por donde circularon 4.500 millones de dólares en los últimos doce años.

El efecto calmante, tranquilizador y estimulante del blindaje financiero que logró Machinea el pasado diciembre, una asistencia de créditos internacionales promovida por el Fondo Monetario Internacional por 39.700 millones de dólares -de los que participó España con un préstamo blando de 1.000 millones de dólares- para garantizar el pago de las deudas externas que Argentina debe afrontar este año, se agotó en menos de dos meses. Las medidas complementarias no lograron atraer nuevas inversiones. El electrocardiograma cotidiano del mercado interno seguía trazando un dibujo lineal y no registraba alteraciones. Las encuestas reflejaban el escepticismo de la sociedad. El ciudadano de a pie percibió la ayuda externa como un "salvavidas de plomo" que no le mantenía a flote. Los indicadores económicos cayeron dramáticamente durante el mes de febrero y las tasas del llamado riesgo país superaron los niveles que tenían antes del blindaje.

La pérdida de autoridad y poder del ministro de Economía era constante a pesar de las continuas demostraciones de confianza del presidente, que le ratificaba en su cargo casi a diario. Desde el mismo día en que se anunció el blindaje como una conquista en mérito al esfuerzo que había hecho el país y no como aquello que verdaderamente era, un tubo de oxígeno para mantener la respiración artificial, los días del ministro estaban contados. "El plazo es marzo", se decía en todos los ámbitos. "Si para entonces no se nota la recuperación, el ministro se tiene que ir". Y marzo llegó, y Machinea, que el pasado jueves en el Congreso cantaba en un murmullo: "Machinea no se va/Machinea no se va...", mientras el presidente De la Rúa decía en su mensaje que era "optimista sobre el crecimiento de la economía este año", se fue.

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