Ocho historias del clásico

Ocho personajes van a marcar buena parte del clásico. Por su jerarquía o por el papel que les tocará jugar, se moverán entre la agonía y el triunfo. Que sus historias estén marcadas por la humillación, una patada con secuelas en las cuerdas vocales, o una bolsa de hielo, no le quitará al duelo ni una pizca de épica.

- Raúl: con hielo en la rodilla. Abandonada la Ciudad Deportiva por el batallón de cámaras que perseguían a Figo, Roberto Carlos, Helguera o Makelele, el último de la plantilla madridista que salió de los vestuarios fue Raúl. Evasivo, con paso lento y firme bajo la lluvia, el arma más poderosa del Madrid atravesó el párking desierto y se subió a un anónimo Volkswagen Golf azul. ¿Una cábala? 'Es mi primer coche', dijo el goleador antes de dar marcha atrás y desaparecer envuelto en su silencio habitual. Raúl sufre una contusión en la rodilla derecha y, salvo examen negativo, podrá jugar. 'Ha recibido masaje y crioterapia. O sea, hielo', dijo un traumatólogo del club. 'Durante el ensayo, Casillas se le ha caído encima'.

- Rivaldo: bajo presión. 'La presión nos la repartíamos antes Figo y yo; ahora, toda es para mí', dijo Rivaldo, el miércoles, con un gesto de cansancio. El brasileño lleva un año deslumbrante: suma 24 goles -más que nunca-, no regatea esfuerzos en defensa y nada de eso le libra de estar siempre en el punto de mira. El precio de ser el mejor y de ser tratado como tal. Rivaldo sólo ha marcado un gol de penalti en los seis partidos de este segunda vuelta (y tres más en ese periodo entre la Copa y la UEFA).

- Salgado: en la banda caliente. Su misión será doble: acompañar a Figo en las jugadas de ataque, por la banda derecha y tener un ojo en la nuca para controlar a Overmars. De ida y vuelta, Salgado ocupará una de las zonas más calientes del duelo. Si sale airoso se consolidará como titular en detrimento de Geremi. 'Todo el mundo habla de que esto será un baile pero el partido va a ser complicadísimo', dijo Salgado. 'Overmars es el mejor extremo del mundo. No hay otro jugador más especialista que ese para ocupar el puesto. Pero quizá se haya cansado jugando con su selección el miércoles [Van Gaal le dio 60 minutos]'.

- Overmars: rey del desborde. Menudo, tímido, parco en palabras, Overmars, lesionado en el Barça-Madrid de la primera vuelta, sabe que es una de las grandes esperanzas. 'Gracias', respondió hace poco cuando se le planteó que el desplome de los azulgrana había coincidido con su lesión. Serra Ferrer confía ciegamente en este extremo holandés, su único fichaje rentable, tan capaz de desbordar como de fallar goles solo ante puerta.

- Helguera: 'El Padrino'. Desde que Zuberbuhler le arreó una patada en la garganta y le hizo girar como un trompo en el área local del Bay Arena, hace cuatro meses en Leverkusen, Iván Helguera habla y ríe con un deje de ronquera, casi como Marlon Brando en El Padrino. No es el efecto de una noche golfa sino de otro golpe en el campo. 'Esa patada me afectó las cuerdas vocales. Dicen que ya recuperaré mi timbre pero, de momento, me cambió la voz', dijo Helguera.

- Kluivert: diana azulgrana. Su sinceridad es proporcional a su talento y en los últimos días ha ido redimiéndose de su osadía: dijo y luego se desdijo de que se iría en junio si seguía en el banquillo Serra Ferrer. Su pecado lo purgó con asistencias ante el AEK y con su gol ante la Real tras mes y medio de sequía. Sabe que la grada le perdonará su locuacidad -le silbó ante los griegos- si esta noche marca.

- Casillas: la toma de conciencia. Desde el Madrid-Lazio sus compañeros le ven nervioso. 'Ha tomado conciencia de la responsabilidad que tiene entre manos, y eso le pesa', dicen. En la selección salió mal en el primer gol de Inglaterra, y en Riazor, Roberto Carlos y Hierro le responsabilizaron de los goles. '¡No te muevas que te va a tirar por el medio, a lo Panenka!', le gritó el brasileño antes del penalti de Djalminha. Pero Casillas se tiró a la derecha. '¿Qué podía hacer?', se lamentó. '¡Hacerme caso!', le recriminó Roberto Carlos.

- Reina: la prueba de fuego. 'Es el partido que esperaba desde chiquitito', dijo sereno Reina, el portero madrileño del Barça. El internacional Sub 21 habrá recibido los consejos de su padre, Miguel Reina, para que los nervios no le traicionen como le pasó hace un año a su colega Arnau, a quien se le escapó un balón chutado por Roberto Carlos. 'Deseo que supere esta prueba de fuego', le animó el entrenador, Serra Ferrer.