Madres de drogadictos llaman 'asesino' a Oubiña en el funeral de su esposa
El narcotraficante estuvo siempre esposado
El narcotraficante gallego Laureano Oubiña asistió ayer al funeral y entierro de su esposa, Esther Lago, entre los gritos de 'asesino' de muchas de las personas, entre ellas varias madres de drogadictos, que acudieron a la iglesia de Santa Eulalia, en Vilagarcía (Pontevedra). Lago falleció anteayer en accidente de tráfico cuando se dirigía a buscar a una de sus hijas a una discoteca y su coche, un todoterreno, se salió de la carretera y chocó contra una casa en el municipio de Cambados.
Laureano Oubiña, que cumple condena en la cárcel de Alcalá-Meco, obtuvo los permisos del juez Juan del Olmo y de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional para acudir al velatorio y al entierro de su esposa. El narcotraficante fue trasladado en la madrugada de ayer desde Alcalá-Meco hasta la prisión de La Lama, en Pontevedra, y alrededor de las cinco de la tarde fue llevado, escoltado por la Guardia Civil, a la comisaría de Vilagarcía, una hora antes de que comenzara el funeral.
Al llegar el féretro de Esther Lago a la iglesia, centenares de curiosos se encontraban en el exterior, muchos de los cuales increparon con gritos de 'asesino' a Oubiña y a su familia.
Esposado en todo momento, el narcotraficante siguió recibiendo insultos cuando entró a la iglesia y cuando salió. También increparon a David Lago, hijo de la fallecida, que salió de la iglesia llorando. La familia se dirigió después al cementerio de Rubianes para asistir al entierro de Esther Lago.
Entre las personas que acudieron al lugar del funeral se encontraban numerosas madres de drogodependientes y miembros de las asociaciones contra el tráfico de estupefacientes de la comarca de Arousa.
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