La cuestión es motivarse
Tengo la razonable duda de qué serán capaces de hacer esta temporada Michael Schumacher y Mika Hakkinen. No, no soy ningún suicida y sé, como cualquier aficionado, que ellos dos son los máximos aspirantes a ganar el título mundial de F-1, básicamente porque son dos grandes pilotos y, además, porque están en las escuderías más potentes. Sin embargo, la cuestión que me planteo es si los dos lograrán mantener la motivación a lo largo de los 17 grandes premios que componen el calendario. Y el mismo planteamiento me vale para sus escuderías, Ferrari y McLaren.
Para mí, esa cuestión, más que cualquier otra, puede decidir el campeonato. Schumacher, de 32 años, ha ganado tres títulos mundiales y el año pasado logró uno de los objetivos que se había impuesto: ser campeón con Ferrari. Tiene una vida estable, una familia con dos hijos a la que adora y está cargado de millones. No es fácil encontrar nuevas motivaciones cuando el palmarés es ya tan brillante y la cuenta corriente tiene tantos ceros tras la primera cifra.
También Hakkinen, con 32 años, tiene motivos para no arriesgarse tanto. El finlandés acaba de tener un hijo, ha ganado dos veces el Mundial de F-1 y, económicamente, su vida está resuelta. Las reacciones de una persona fría como él son imprevisibles. Sin embargo, Hakkinen puede encontrar motivación en la pérdida del título mundial que sufrió el año pasado, cuando en las últimas carreras se lo arrebató su ya eterno rival alemán.
Schumacher, en cambio, debe plantearse metas más altas. En su caso, yo intentaría ir a por los cinco títulos de Juan Manuel Fangio, uno de los paradigmas de la Fórmula 1. Hay un récord más cercano que tiene al alcance y que no es nada despreciable: el de victorias, que posee Alain Prost con 51. Schumacher lleva 44. Podría alcanzar e incluso superar al francés esta misma temporada.
Para mí, ellos dos serán los protagonistas del Mundial. Creo que veremos la misma guerra de siempre. Me sorprendería que Williams se metiera en la pugna y alcanzara el mismo nivel que Ferrari y McLaren. Sin embargo, en Melbourne algunas incógnitas comenzarán a despejarse. Hay que comprobar qué rendimiento dan escuderías como BMW-Williams, BAR-Honda o Jordan-Honda. Creo que las tres darán un salto cualitativo y que, ocasionalmente, pueden ganar incluso alguna carrera. A este grupo pueden unirse Sauber y Prost porque tendrán un gran motor, el Ferrari del año pasado. Y también Benetton, que sigue desarrollando el motor Renault. Dudo de que Jaguar tenga una buena arrancada en el campeonato y creo que Arrows caerá en picado porque sería sorprendente que el motor Peugeot funcionara.
Minardi jugará, al igual que los últimos años, la carta de la fiabilidad: ¡que los demás hagan su guerra! Fernando Alonso, que debuta en la F-1, sabe que deberá tragar mucha quina. Su misión este año es aprender a trabajar con un equipo de F-1 y memorizar los circuitos. Debe sacar partido a la estructura de la escudería Minardi: aprender a tratar con la prensa española, que estará pendiente de él, adaptarse al hecho de ser un piloto de Fórmula 1 y estar preparado para lo que pueda ofrecerle el año 2002. Será el único español en la parrilla. Marc Gené y Pedro de la Rosa optaron por ser probadores de Williams y Jaguar, respectivamente, y comprobarán el próximo año si acertaron o no. Si tienen volante para correr de nuevo en F-1, no se habrán equivocado.
Adrián Campos fue piloto de Fórmula 1.
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