Argentina supera claramente a Italia

Argentina debió sepultar con más goles a Italia de los que reflejó el marcador. A despecho de los pocos espectadores buena parte del encuentro estuvo a la altura de las expectativas. Después de 11 años sin encontarse (desde que en el Mundial'90 Italia fue eliminada por los blanquicelestes en los penaltis) las dos selecciones se volvieron a ver las caras. Y el resultado se inclinó en favor de los latinoamericanos, exultantes. Después del partido, Verón rozó la crítica al tedio del calcio: 'Hoy hemos demostrado tener una buena escuela de fútbol. Esto es quizás lo que le falta al fútbol italiano. Nosotros tratamos de divertirnos y desarrollar un buen juego. Jugando bien tienes el 90-99 por ciento de ganar. Esta es nuestra filosofía'.

Los azzurri llegaban con la intención de desmentir el oscuro momento que viven sus clubes.Otros ingredientes, como el récord de 99 partidos como internacional de Simeone -superando a Ruggeri-, el regreso de Vieri después de un año lesionado, y la presencia de Aimar, que junto a Verón escribió el libreto argentino, aseguraron espectáculo.

Al principio prevaleció la agresividad de los locales que aprovechaban bien los espacios vacíos que el rival le dejaba en el fondo. Vieri sorprendió más como pasador que como definidor a tal punto que fue él quien manejando magistralmente un contragolpe le permitió a Fiore marcar el único tanto italiano.

Sin desesperarse la Argentina fue armando su clásica telaraña, haciendo girar el balón en la mitad del terreno, para apurar en los últimos metros con la presencia de Crespo y Kily Gonzalez. Fue el valencianista el encargado de definir con potencia entrando al área grande a un pasa de Crespo, para el empate provisional.

De allí en más las riendas del partido quedaron en manos argentinas. Usando la posesión del balón como un arma afilada, durmiendo el ritmo para después acelerar de golpe, poco a poco el equipo de Bielsa se transformó en amo y señor del partido. Crespo una y otra vez tuvo la chance de agrandar las cifras en el marcador, pero una y otra vez Buffon logró ahogar el grito ganando en el mano a mano.