'En dotación de personal, seremos de las peores bibliotecas de España'
Carmen Guerra es una institución dentro de la Universidad del País Vasco (UPV). Como ella misma señala, no sin socarronería, sus 17 años al frente de la biblioteca de la universidad pública le han convertido en una componente de su 'senado'. Esta bilbaína de 53 años y espíritu joven comanda desde hace más de tres lustros un servicio que cuenta con un presupuesto de 753 millones de pesetas, 25 centros y cerca de un millón de volúmenes, con un único fin: satisfacer las necesidades de la comunidad universitaria. Sin embargo, considera que no dispone de suficientes medios humanos. 'En dotación de personal, seremos de las peores bibliotecas de España', se queja.
Pregunta. ¿Cómo es el quehacer diario en medio de este océano de libros?
'Creo que la biblioteca de la UPV es una buena biblioteca con una buena calidad de servicio'
Respuesta. A diferencia de lo que parece, este trabajo de pausado y relajado no tiene nada porque siempre, y en la universidad es bastante habitual, hay más trabajo que personal.
P. ¿Cómo se las arreglan para mantener un orden en esta inmensidad?
R. Pues trabajando mucho. En realidad, nosotros somos personas de orden. Lo que pretendemos es organizar los fondos bibliográficos y el conocimiento contenido en ellos. Realizamos procesos técnicos como los que realizan en otros países del mundo para conseguir que todo esté en orden.
P. La imagen tópica del bibliotecario como una persona pasiva, enfrascada en la lectura y sólo preocupada porque se mantenga el silencio, ¿dista mucho de la realidad?
R. Totalmente. Desde luego, el bibliotecario que lee en el trabajo, fuera. No tenemos tiempo para leer. Y el bibliotecario que está vigilando, pues tampoco. Hay que pasar a la imagen del nuevo bibliotecario, a la imagen de una persona que colabora con estudiantes y profesores ayudándoles a encontrar, a manejar o a utilizar, las referencias bibliográficas y las fuentes que, con Internet, cada vez son más numerosas.
P. Otro de los tópicos es que para ser bibliotecario no hace falta mucha preparación. Sólo hace falta ser ordenado.
R. Que tú seas ordenado, en fin, es mejor, pero tampoco es condición sine qua non. La gente se piensa que catalogar un libro es facilísimo. Total, es poner el autor y el título. Pero no, hay que tener una sistematización para poder encontrar las cosas. A modo de ejemplo, te puedo decir que en mi época me examiné de paleografía, de catalogación de manuscritos, incunables, obras de música, grabados y también de libros modernos; hice una traducción del inglés y el francés; un diseño de una biblioteca en función de una población supuesta. También teníamos que hacer una bibliografía para un usuario supuesto y un resumen de un artículo. Además, había que preparar 120 temas, creo recordar. Y todo esto para ser facultativo de biblioteca.
P. ¿Es posible una buena universidad sin tener una buena biblioteca?
R. Me parece difícil que exista una buena universidad sin una buena biblioteca.
P. ¿Qué es lo que determina la calidad de una biblioteca, sus fondos, su organización?
R. Hace muchos años, la calidad de una biblioteca universitaria se medía por sus fondos. Pero eso cambió, y hoy por hoy, lo que determina la calidad es la calidad de los servicios que ofrece.
P. ¿Según este criterio, qué lugar ocuparía la biblioteca de la UPV en el panorama universitario español?
R. Resulta difícil comparar, porque de dotación de personal seremos de las peores de España. Tenemos 99 funcionarios y 99 becarios a media jornada para 25 centros. En presupuesto digamos que estamos bastante bien, aunque siempre es escaso, por supuesto. Y en organización y en la calidad de los servicios, ocupamos un lugar digno, habida cuenta de los medios que disponemos. ¿Podemos mejorar? Por supuesto, mucho más.
P. ¿Si tuviera que hacer un balance, qué situaría en el debe y qué en el habe?
R. Creo que la biblioteca de la UPV es una buena biblioteca con una calidad de servicios buena. Pero la biblioteca podría desarrollarse mucho más si contáramos con más personal.De alguna manera, es una lacra. El tener personal no es todo, pero es bastante.
P. Imáginese que tiene delante a Manuel Montero [rector de la UPV]. ¿Qué le pediría?
R. Desde luego, personal y luego más recursos económicos, o que los que tenemos crecieran al mismo nivel que el dólar, porque tenemos muchísimas publicaciones extranjeras.
P. ¿Qué relevancia tienen las publicaciones periódicas?
R. Muy alta. Y en ciertas áreas, como Medicina y las de ciencias, fundamental. En el área de Humanidades, no, aunque su papel va creciendo más. De hecho, lo primero que hacemos es pagar las revistas y con lo queda, adquirimos libros. No hay que olvidar que la biblioteca es un servicio muy caro. Los fondos bibliográficos cuestan dinero, y su ordenación cuesta más dinero del que cualquiera podría imaginar.
P. ¿La comunidad universitaria usa este servicio tan caro?
R. Creo que sí, aunque deberían utilizarlo más. Tampoco soy una experta en el tema, pero la mayoría de los estudiantes hace la carrera con los apuntes y no consulta libros. De todas formas, mientras siga este sistema de docencia y no cambie, que a lo mejor no cambia nunca, la biblioteca será algo, pero no algo imprescindible como puede ser en otros países.
P. Ha hablado de la importancia de los servicios. Internet es uno de ellos, pero, ¿no teme que pueda convertir a las bibliotecas en una especie de museo arqueológico de papel impreso?
R. Desde luego, está cambiando mucho las bibliotecas y nuestra profesión. Sin embargo, no creo que las convierta en un museo del libro.
P. ¿En qué puede influir en su profesión?
R. En mucho. El futuro de los bibliotecarios está muy relacionado con Internet. Digamos que en todo esto de la gestión del conocimiento, de la gestión de la información, nosotros somos los más expertos, porque llevamos muchísimos siglos trabajando con ordenación de información.
P. ¿Qué es lo que más se utiliza y lo que menos se toca en la biblioteca?
R. Por parte de los alumnos, los libros de texto, y por parte de los profesores, las revistas. Y lo que menos se toca... Todo se toca, pero no todos los libros, revistas... se tocan. Y no debería ser así, porque todo lo que se ingresa se hace por demanda de alguien.
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