Errores crasos
Sé que no cometí ningún 'craso error' en las fechas y en los nombres de los presidentes que mencionaba en mi artículo sobre Ecuador, que apareció publicado en EL PAÍS del pasado domingo 11 de febrero. En 1990 estaba en el poder el dirigente de Izquierda Democrática Rodrigo Borja. Y en 1994 presidía Ecuador Sixto Durán. Ésos son datos fáciles de conseguir y se encuentran en la cronología que suele acompañar a cualquier buen libro de historia.
Otra cosa muy diferente son los argumentos que en ese artículo exponía y que han suscitado los comentarios de don Alfredo Valdivieso, ex embajador de Ecuador en España, publicados en EL PAÍS del pasado 21 de febrero. Prestigiosos historiadores y politólogos ecuatorianos han lamentado los escándalos de corrupción que acompañaron los momentos finales de la Administración de Izquierda Democrática en 1992, aunque nunca dejan de reconocer sus avances en las reformas educativas y los cambios en el sistema fiscal. Admito, no obstante, que se trate sólo de una interpretación a la que yo me pude adherir con alguna ligereza y que sea cierto que el doctor Borja, como señala don Alfredo Valdivieso, dejara la presidencia 'sin tacha'.
Tampoco quería yo escribir un tratado sobre las causas de la desigualdad y de la fuerte crisis económica y social que azota a Ecuador. Dudo, no obstante, de que cosa tan compleja se deba, según escribe el ex embajador de Ecuador en España, al 'crecimiento biológico acelerado'. Pero voy a estudiarlo mejor. Porque es una explicación que, en verdad, resulta mucho más tranquilizadora que la que yo proporcionaba.-
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