'Los gobiernos son impotentes con los poderosos porque son cómplices'

Es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga y está profundamente convencido de la injusticia y desigualdad a que conduce el neoliberalismo. Juan Torres López (Granada, 1954), que también es secretario general de Universidades e Investigación de la Junta de Andalucía, cree que ni España ni el mundo van bien. Ha reunidouna serie de artículos periodísticos y reflexiones no exentas de ironía en España va bien y el mundo tampoco (Mergablum).

Pregunta. ¿Qué tienen en común estos artículos?

Respuesta. Poner de relieve que cuando se dice que España va bien es una parte de España la que va bien, es decir las grandes empresas, los bancos y los que se han enriquecido con operaciones del Gobierno poco transparentes que han favorecido a los sectores más pudientes del país. Es una ironía, en realidad España no va bien.

P. ¿Puede un economista realmente ser antiliberal?

R. A la vista de como está el mundo, quien tiene la economía como ciencia moral tiene que ser antiliberal. Dejar al mercado suelto está trayendo demasiada pobreza e insatisfacción a la mayor parte de la humanidad.

P. A los antiliberales se les recuerda el fracaso del socialismo real.

R. El modelo de los economistas más críticos no es el socialismo de los países del Este. El modelo neoliberal, el mercado desbocado, ocasiona en muchos países igual o más penuria y falta de libertad que la que hubo con el comunismo.

P. ¿Cree que el liberalismo como modelo es imparable?

R. Confío en que se le podrá parar los pies. Cada vez son más los que piensan que se ha llegado demasiado lejos: los daños han sido tremendos. Hay más desigualdades que hace 30 ó 40 años.

P. ¿Cuáles son su verdaderas consecuencias?, ¿qué correctivos propone?

R. El afán de lucro sin control y la libertad absoluta para los ricos produce desigualdad, injusticia y empobrecimiento. O se establece un límite o nos ahogamos todos. Mientras no seamos capaces de pensar que convivir con la injusticia es renunciar a la condición humana, seremos cómplices de una situación límite. Es preciso una nueva conciencia, una ética de reparto y un poder verdaderamente democrático y no sometido al poder económico de los poderosos. Puede parecer simplista, pero lo que está ocurriendo es demasiado simple.

P. ¿Todos los gobiernos hacen lo mismo?

R. Es lamentable que los gobiernos vada vez se vean más superados por el poder de los grandes intereses económicos. Muchas veces son impotentes, pero hay mucho de complicidad, no hay voluntad política de hacer frente a los poderes no democráticos. Los gobiernos son impotentes porque son cómplices.