ETA acumula información sobre la Ertzaintza para cometer atentados, pero la mantiene en 'observación'
ETA mantiene a la Ertzaintza en 'observación' y sus comandos siguen recopilando información sobre altos mandos y agentes especializados en la lucha antiterrorista para cometer atentados. Los últimos activistas detenidos por la policía, pertenecientes a los comandos Vizcaya o Donosti o al comando Basurde, tenían amplia información sobre miembros de la Policía Autónoma Vasca.
Al ser interrogados, los terroristas indicaron que la dirección de ETA no ha ordenado aún un atentado directo contra la policía vasca, aunque la campaña de señalamiento desde el mundo radical y los atentados de violencia callejera se han intensificado en el último mes y medio. El departamento vasco de Interior no tiene constancia de que ETA haya decidido reabrir el frente contra la policía autónoma.
Los últimos comandos de ETA desarticulados en Euskadi por la efectivos de la policía o de la Guardia Civil mantienen como objetivos preferentes a los concejales y cargos de formaciones como el PP, el PSE-EE o Unidad Alavesa. Así se desprende de la voluminosa documentación intervenida desde que finalizó la tregua de ETA, en diciembre de 1999, a los activistas arrestados del comando Donosti, de los diferentes comandos Vizcaya y del Basurde. Junto a esos datos hay que apuntar el rebrote de la kale borroka dirigida contra la policía vasca, aún tímida si se la compara con los años anteriores a la tregua. Entre 1994 y 1998 los ataques contra la Ertzaintza se fueron incrementando.
Sabotajes contra agentes
Entre agresiones, incendios y sabotajes de todo tipo, según datos facilitados por el Departamento vasco de Interior, se pasó de 48 ataques en 1994 a los 74 registrados en 1998. El año de la tregua, 1999, los activistas de la kale borroka únicamente realizaron 13 sabotajes. Con la ruptura del alto el fuego se han incrementado a 29 ataques en 2000. Y la violencia contra la policía se ha recrudecido. El año finalizó con la colocación de un artefacto explosivo casero, el 10 de diciembre, en el domicilio de un agente vasco. A mediados del mes pasado, en una semana se produjo el ataque con una bomba casera contra la sede del sindicato policial Erne, mayoritario en la Ertzaintza. Días después fueron atacados en una misma noche los domicilios de dos ertzainas, y la noche siguiente, el 21 de enero, se produjo otro sabotaje contra otro policía vasco. Los ataques se localizaron en San Sebastián y Bilbao. Mientras los activistas de la kale borroka han seguido engordando la estadística, los comandos de ETA han ido recopilando información sobre altos responsables de la Ertzaintza, sobre agentes adscritos a las unidades antiterroristas de élite (Unidad de Análisis e Información, antiguos AVCS) y sobre algún dirigente del sindicato Erne. Entre los 360 objetivos del comando Basurde, desarticulado por la Guardia Civil a finales de diciembre de 1999, había información sobre diez mandos o agentes antiterroristas de la Ertzaintza de Álava, entre ellos el nagusi (jefe) de la comisaría vitoriana. Había seguimientos muy concienzudos, recortes de periódicos, matrículas de vehículos y otra información para cometer atentados. Cuatro de los objetivos contaban con un volumen de información considerable. Los tres comandos Vizcaya de ETA neutralizados en 1999, dos desarticulados por la policía y otro muerto por su propia bomba, contaban también con datos de agentes vascos. La información que ETA ha suministrado a estos comandos consistía en fichas informáticas con sus correspondientes fotografías y domicilios. Uno de los mandos sobre los que los terroristas tenían mucha información entre recortes de prensa y otro tipo de datos era el ex máximo responsable operativo de la Ertzaintza.
Junto a esta documentación, los efectivos de la policía que detuvieron en marzo de 1999 a los miembros del comando Donosti Sergio Polo Escobes y Kepa Etxeberria encontraron más datos. Ambos se habían instalado en San Sebastián a principios de año para recopilar información. En concreto, en la agenda de Polo aparecía el nombre de un destacado dirigente del sindicato Erne. En una entrevista concedida por un responsable de Gestoras Pro Amnistía al diario Gara, el coordinador de Vizcaya, Julen Larrinaga, denunciaba la presencia en la policía vasca de 'peligrosísimos elementos españoles y fascistas del entorno de Erne'.
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