Cerámica con clase
El escaparate de La Bóveda no pasa inadvertido. Los colores, el diseño y las formas dan a cada pieza un toque singular. Es difícil pasar junto al número 47 de la céntrica calle Carretería en Málaga sin admirar la originalidad de las lámparas, la laboriosidad de las mesas con incrustaciones de gres, el aire rústico de los mosaicos, las armoniosas tonalidades de los espejos o la simpleza de los juegos de té.
La trastienda es algo más desordenada, pero también tiene su encanto. Allí se cuecen las piezas con las que Nuria Fernández y María de los Ángeles Cascado se han ganado el reconocimiento como artesanas de la cerámica. Ahora, después de un año sin sacar nada más que para reinvertir, también empiezan a ganarse el sustento.
Datos de interés
Dirección: Carretería, 47, Málaga Tlf: 95 221 11 46 Empleos 2 Facturación 5 millones Producción cerámica artesanal El modesto despegue de la empresa se produjo a partir de que las socias acometieron la venta directa
Nuria y Mariángeles eran amigas. Una estudiaba técnica de laboratorio y la otra, artes gráficas; aunque las dos avanzaban en sus estudios, ninguna se veía ejerciendo sus respectivas profesiones. Sin embargo, ambas compartían su pasión por la cerámica. Hace cinco años, mientras tomaban un café, empezaron a jugar con la idea de montar un taller para trabajar en algo que les gustara. No perdieron el tiempo buscando otros empleos o haciendo oposiciones y empezaron a prepararse para dominar el barro, el torno y para afrontar el riesgo del autoempleo.
Ahora, el negocio comienza a despegar y ellas respiran algo más tranquilas. Aunque confiesan que sus familias tenían pocas esperanzas en el futuro del invento, reconocen que pudieron afrontar el reto gracias a ellas. 'Una persona que tenga que echar una casa para adelante es normal que no se arriesgue, porque crear una empresa es superdifícil. Hay que estar casi un año sin cobrar un duro, invirtiendo en el negocio y cubriendo gastos', explica Nuria. Reconocen que las subvenciones públicas son un empujoncito, pero creen que el sistema está mal estructurado porque las ayudas no llegan hasta que la empresa no está ya encaminada.
Suena un timbre. Entra la dueña de una tetería que viene por una remesa de tazas, platos y teteras. Se lleva una tanda de piezas azules y marrones. Las teterías son buenos clientes, aunque también venden a familias malagueñas cautivadas con su estilo singular. Los turistas son los menos.
Desde que han optado por la venta directa, empiezan a verle color al negocio. Antes de instalarse en Carretería, deambularon por locales de la periferia malagueña y subsistieron vendiendo a tiendas que se llevaban buena parte de su ganancia. Así que decidieron dar el salto al centro y a la venta directa. 'Si te pasas trabajando nueve horas al día es para ver el fruto de tu esfuerzo', comenta Mariángeles. Muestran orgullosas la tienda-taller y cuentan sus planes: comprar un horno más grande y ampliar el espacio de atención al público para que sus murales puedan lucirse.
El timbre suena por segunda vez. Es un amigo que pasa a saludarlas. El chivato sonoro les permite cuidar la tienda y estar con las manos en la masa al mismo tiempo. Su trabajo artesanal excede la cerámica. Son también medio carpinteras y medio electricistas, porque hacen casi todos los acabados.
Aunque sus piezas tienen clase y sello de identidad, confiesan que su estilo nació de forma espontánea. No guardan fidelidad a una línea. Simplemente intentan hacer productos creativos y rentables. Pero lo cierto es que en ese afán, dejan una impronta muy personal. La Bóveda es una Sociedad Laboral Limitada modesta, no hay más que ver sus cifras: cinco millones de facturación anual y dos puestos de trabajo, los de Nuria y Mariángeles. Pero ellas están contentas con esos números: 'No queremos una gran producción'.
Tras contar todos estos aspectos del negocio, vuelven a la carga con las dificultades para crear una empresa. Critican la competencia desleal de quienes pueden poner precios más bajos porque no pagan impuestos, ni autónomos, ni alquiler, ni nada. 'También es cierto que hay gente que quiere salir de la economía sumergida, pero no puede afrontar tantos gastos', admiten.
Las dos reconocen que pudieron empezar con el negocio en regla porque tuvieron apoyo de su familia, consiguieron subvenciones y contaron con un alma piadosa que les dio el aval que necesitaban. Aclaran que aunque les apasionaba la cerámica, no tenían mucha práctica. Hoy dicen que han aprendido de los palos y los fallos. Ahora que sus piezas se venden en tiendas selectas de Mijas, Torre del Mar y Lugo, Nuria mira hacia atrás y, como si fuera simple, dice: 'Todo es proponérselo'. Mariángeles acota: 'Y estar dispuesto a pasar un tiempo sin ver un duro'.
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