"¡Esto es excesivo!"

Sin duda el actor no se lo acaba de creer. "Vine a Francia para aprender teatro y me encontré haciendo cine...Hablo con mucho acento catalán pero les caigo bien a los franceses. Eso debe ser Europa". Lo cierto es que ayer Sergi no lo tenía ganado. El galardón del pasado 2 de diciembre, el European Award, no le convertía en favorito ante un Jean-Pierre Bacri que broda su papel de empresario enamorado en Para todos los gustos , ni ante las aportaciones muy sólidas de Charles Berling -Les destinées sentimentales - o de Bernard Giraudeau -Un Affaire de goût-. Incluso el outsider Pascal Gregory -La confusion des genres - era un enemigo debido a su prestigio sobre las tablas. Pero López atraviesa un momento de gracia. Y eso se nota en todo.

Hace pocas semanas, durante unos encuentros de promoción del cine francés, los responsables de Unifrance se desvivían para presentar Sergi López al ministro de Asuntos Exteriores, Hubert Vedrine. Los productores franceses no dejaban a Sergi sólo ni un momento, le proponían proyectos, sugerian eventuales colegas de reparto. El repetía que ciertos compromisos ya los tenía tomados -con su amigo Poirier, para rodar en España a las órdenes de Vicente Mora El día que murió Judy Garland , para ir de vacaciones con sus hijos- pero que puede que todo pudiera arreglarse. Ayer Sergi tuvo un detalle de los que hace grande a un actor pero, sobre todo, explican que persona es. Todo el mundo se ha "quedado" con su personaje en Harry, un amigo que os quiere, y han olvidado que si él está tan bien es porque tiene delante a Laurent Lucas, un actor que sabe ponerle en valor. Sergi compartió el premio con Laurent. El sabía lo que le debía y se lo supo decir en público.