'Quevedo y Lope de Vega también usaban los tacos para hablar'
Mariano Mariano no cree que los tacos sean una afrenta a la lengua española, pues considera que grandes literatos los han prodigado sin ningún escándalo. El popular humorista de Crónicas Marcianas conoció a Javier Sardá cuando actuaba en una sala nocturna madrileña. A partir de ahí empezó su andadura en la radio y la televisión en programas como La Ventana, de la SER, Las Mañanas de Radio 1, de RNE, Moros y Cristianos y Crónicas Marcianas, ambos de Tele 5. Un día encargó unos carteles para divulgar su espectáculo de humor y al preguntarle cuál era su nombre, dijo Mariano dos veces para asegurarse de que había sido escuchado. Desde entonces es Mariano Mariano.
Pregunta. La vida con humor es menos dura, ¿no?
Respuesta. Yo creo que es una gimnasia que deberíamos hacer a menudo; pasa igual que con los músculos, que si no los ejercitas se te atrofian. El humor es algo inherente al ser humano. Yo prefiero quedarme con las cosas positivas, porque si no, estás siempre mosqueado.
P. ¿Los tacos que utiliza son un reflejo de la vida cotidiana?
R. Yo creo que sí. Hay gente que utiliza como referente a Camilo José Cela, al que tildan como el rey de los tacos. Hay otros muchos escritores, como Umbral, que también los utilizan. Y si recordamos a Quevedo o a Lope de Vega también usaban unos tacos maravillosos y estupendos y no pasaba nada. Todo lo que tiene que ver con las sensaciones cotidianas y la forma de expresarse de la gente se asume como algo normal. En los tacos es importante la letra, pero también la música. No hay que desafinar y enmarcarlos dentro de un contexto divertido, pues forman parte del argot popular y del lenguaje coloquial de las personas.
P. ¿Lo del ministro de Agricultura, al que usted parodia, es una manía?
R. No, él debe ser consciente de que al ser un personaje público se expone a estas parodias. Creo, por lo que me han dicho, que no le desagrada el personaje, aunque espero poder conocerlo pronto y decirle que lo de los kilos va por el gas, no por estar tan gordo.
P. ¿Es consciente de que usted ha roto muchas barreras para los minusválidos o personas discapacitadas?
R. Yo he hecho lo que tenía que hacer, integrarme laboral y socialmente dentro de un sistema. Recuerdo, no obstante, que un directivo de televisión me dijo hace algún tiempo que mi imagen no era positiva, y yo le dije que se equivocaba. No todo el mundo tiene que ser bonito, alto y guapo. Con el cerebro también se puede funcionar. Evidentemente, al ser un personaje popular es algo positivo al servir de reflejo para los discapacitados. Pero el primer paso debe darlo el propio minusválido, que debe creerse lo de la integración social, y después le toca a las administraciones, que deben eliminar todas las barreras arquitectónicas.
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