El peaje de Riazor

No ha llegado a perder Ligas como en Tenerife, pero se ha dejado durante las últimas temporadas muchos jirones de su prestigio en A Coruña. En Riazor, en efecto, el Real Madrid ha sufrido algunas de las más estrepitosas palizas de su historia reciente y de ese estadio salieron mortalmente tocados entrenadores como Benito Floro o Guus Hiddink. Desde que el Deportivo se codea con los grandes -y ya van nueve años-, el Madrid no le ha podido vencer en su campo. Incluso hay una curiosidad estadística: en todo este tiempo, no ha ganado ninguna Liga sin haber puntuado en la ciudad gallega.

El último triunfo blanco en Riazor (0-3) data de la temporada 1991-92, pero entonces el Deportivo era un recién ascendido que tuvo que jugarse la permanencia en la promoción. A la temporada siguiente llegaron Bebeto y Mauro Silva, emergió el milagro del Superdepor y hasta hoy los madridistas no han vuelto a ganar en una capital que, paradójicamente, siempre había tenido corazón merengue. En las ocho últimas temporadas, lo más que podido arrancar han sido tres empates. Y dos de ellos coinciden con los dos únicos títulos alcanzados durante este periodo: 0-0, en la campaña 1994-95, con Jorge Valdano como entrenador, y 1-1 en el partido inaugural de la de 1996-97, con Fabio Capello. La otra igualada, 2-2, se produjo hace tres años.

Por lo demás, el balance resulta devastador para el Madrid, que en estas visitas ha recibido 22 goles -a una media de casi tres por partido- y en la mitad de ellas se fue a casa sin haber marcado. La mayor goleada fue la del año pasado. En plena crisis, los blancos perdieron por 5-2 y no pudieron quejarse porque el Deportivo malgastó un manojo de ocasiones. En la temporada anterior, el Madrid ya había soportado un 4-0, el mismo resultado de la campaña 1993-94, cuando la paliza tuvo dimensiones históricas porque nunca hasta entonces el Deportivo le había aplastado de ese modo. El cuadro gallego también alcanzó un 3-0 en el campeonato 1995-96 y en el de 1992-93 el madrileño vivió una rememoración exacta del drama que había padecido unos meses antes en Tenerife, en el último partido de la Liga: tras ponerse con dos goles por delante, perdió por 3-2 en una inolvidable noche de Bebeto.

¿El peso de esos amargos recuerdos puede pesar hoy en el ánimo de los madridistas? 'Algo sí', afirma el entrenador del Deportivo, Javier Irureta; 'es verdad que cada partido es diferente y que tampoco creo que sea una obsesión para ellos, pero estas cosas siempre marcan una línea psicológica'. Con todo, Irureta admite que este Madrid 'parece el mejor de los tres o cuatro últimos años', una circunstancia que también valoran sus futbolistas. 'Da la impresión de que no va a ser lo mismo', advierte Romero.

Irureta no quiere restar trascendencia al choque de esta noche. Es más, reconoce expresamente que, por muchos partidos que queden por delante, una victoria del Madrid en Riazor sería casi definitiva: 'Supondría un golpe anímico muy importante para los demás porque casi nos dejaría luchando sólo por la segunda plaza. Nos afectaría'.La fórmula para hoy que adelantó ayer el técnico vasco no parece tener muchos secretos: presionar desde arriba, no dejar que el Madrid tenga el balón y taparse bien. Con distintos entrenadores, de Arsenio a Toshack, ése ha sido siempre el guión del Deportivo. Y al Madrid se le ha atragantado reiteradamente.

Los blanquiazules tienen dos bajas importantes: el portero Molina, que no se recuperó del golpe recibido en Barcelona, y el central Naybet, convocado por la selección de Marruecos. Sus sustitutos serán Songo'o, espléndido el pasado miércoles ante el Galatasaray, y Helder, un defensa de menos garantías que el marroquí. Persiste sólo una leve duda sobre el equipo titular: quién acompañará en el doble pivote a Silva. Salvo sorpresa, será Emerson, lo que relegaría al banquillo a Valerón, como en el Camp Nou.

En esa misma posición tiene el Madrid la baja de Makelele. Irureta está convencido de que le sustituirá Celades, aunque asegura que sus planes no dependen de los de Vicente del Bosque.