Metáforas de Ana Botella
Hola, absurdos: no se lo creerán, pero el jueves estuve en el lavabo con Ana Botella.
Mis cincuenta mejores amigas y yo fuimos esa noche al Real Club de Tenis de Barcelona, donde la esposa del presidente del Gobierno pronunciaba una conferencia llamada Deportes y sociedad civil. Antes de hablar, Botella se dirigió al lavabo y servidora la siguió. 'Hola', le dije cuando salió del reservado. 'Hola', me dijo ella. 'Qué sorpresa...', añadí yo. '¿Por qué?' añadió ella. 'No todos los días te encuentras a Ana Botella en el...'. Confieso que no me atreví a decir la palabra WC o lavabo o lo que sea. Y ella sonrió, magnífica, guapa, con su bolso de mano y su pedrusco en la solapa.
Santiago Fisas, ex secretario de Estado para el Deporte, le hacía de presentador. Dijo de ella cosas que nos parecieron muy románticas, como que cuando iba a la Universidad con su futuro marido y a veces sacaba mejores notas que él... A su lado en la mesa, Alberto Fernández Díaz y Julia García-Valdecasas. También estaba el conde de Godó, el del trofeo.
Conferencia de Ana Botella en el Club de Tenis Barcelona sobre deporte y sociedad civil. Un señor, arrobado, le recitó una bonita poesía
Lo mejor de la noche fue que nos dieron el discurso de doña Ana por escrito. Podíamos seguir línea a línea lo que leía. Por eso, en la primera página, había una advertencia casi metafísica: 'Sólo serán válidas las palabras pronunciadas'. Pues bien, sepan que pronunció algunas que no estaban escritas. Por ejemplo, dijo 'las tareas del aficionado' cuando en el papel ponía 'las tardes del aficionado', que no es lo mismo. Para compensar, cuando tocaba decir 'el patio se animó' prefirió comentarnos que 'el partido se animó'. Todo tenía sentido.
Por eso, nos preocupa que al lado de preciosas palabras que ayer salieron de su corazón, como pujanza, doña Ana, ¡ay!, empobreciera el español con varios anglicismos. ¡Los anglicismos son caca! Me duele que usted, doña Ana, diga doping en lugar de la aceptada dopaje. Hay que dar ejemplo.
Pero a nivel metafórico, el discurso fue perfecto. Ya sabrán que lo que toca es emplear metáforas que tengan que ver con el público que te escucha. Si le estuviésemos soltando el rollo a la Asociación Catalana de Armas de Fuego, tendríamos que decir algo como 'hoy quiero matar dos pájaros de un tiro, y nunca mejor dicho...'. Si uno habla de deporte, como era el caso, deberá soltar, en cambio, algunas metáforas deportivas. Las hubo, y abundantes: 'Mi pretensión no es hacer un punto de saque, sino dejar la pelota sobre la red para que ustedes, de volea, rematen la jugada'. Muy propio, dado el lugar en que dictaba su conferencia.
Luego citó a Pla, que, como saben, después del último programa de Sánchez-Dragó es prácticamente obligatorio. No venía muy a cuento, pero es igual: 'El señor Pla, tan atento siempre a la dirección de todos los vientos, sin duda habría podido hacer un interesante artículo si hubiera visto desde Llofriu cómo ha girado la veleta del deporte en esta última década'.
¡Hombre! Esto es mucho suponer, es casi literatura-ficción. ¿Y qué habría escrito el hombre, tan atento siempre a la dirección de todos los vientos, sobre una cuestión como el parque eólico?
En el discurso también pudimos leer la tradicional falta de ortografía que de ningún modo es imputable a quien hablaba, sino al corrector de Word. Era una falta muy bien escogida porque estaba en la única palabra en catalán: Empordà, pero con acento cerrado en lugar de abierto. Me alegra decir que Eton, Oxford y Cambridge estaban escritos con toda corrección anglosajona.
Luego, por cierto, llegó el turno de preguntas. Los periodistas, por si acaso sacábamos temitas espinosos, tuvimos que callar. Y entonces ocurrió. Un encendido fan de doña Ana le recitó una poesía (para que luego digan que los del PP no están con la cultura). Les copio un fragmento: 'De las Ramblas traigo flores/ a ti por ser tan ufana (...) Olé Madrid capital/ rompeolas de mi España/ vive feliz inmortal'.
Este ilustre poeta ya tiene publicados los títulos Barcelona t'estimo, Salamanca poesía y algo más clásico: Introducción a la percepción. Se trata del doctor Mayoral Alavedra.
Por cierto. Cuando doña Ana habló de la sentencia Bosman, 'que fue el punto de partida para la libertad de circulación de los jugadores de la Unión Europea', no sé por qué a mis amigas les dio por pensar en la libertad de circulación de los sin papeles. Qué sincretismo, ¿no?
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