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El análisis de los restos de Jonathan deja sin aclarar la causa de su muerte

La muerte de Jonathan Vega Barrull se ha convertido en un misterio de difícil solución. El análisis de los escasos restos hallados -el cráneo, varias costillas, una vértebra y un hueso de un brazo- del niño desaparecido el pasado 27 de mayo en San Fernando ha sido insuficiente para esclarecer el caso. Tras meses de estudio, los informes de los forenses concluyen que es imposible determinar la causa del fallecimiento. La policía no descarta ninguna hipótesis: desde una muerte accidental hasta un homicidio.

La última vez que se vio a Jonathan Vega Barrull con vida fue el 27 de mayo de 2000. El niño tenía dos años y ocho meses, los ojos azules y el pelo rubio, muy alborotado; de ahí que su abuela le apodara Chuky, como el muñeco diabólico de la película. Su tía Isabel, que entonces tenía 17 años, se lo llevó al Pryca de San Fernando de Henares, junto con otros niños, para hacerles unas fotos en una tienda especializada del centro comercial, según declaró ella entonces. Isabel explicó que perdió de vista al niño.

Se inició entonces una intensa búsqueda por la zona. Agentes de policía de diversas unidades, voluntarios de Protección Ciudadana, los gitanos del poblado de Las Castellanas -donde vivía Jonathan- y los bomberos de la Comunidad peinaron las inmediaciones del centro comercial, del asentamiento y del río -desde la orilla y, en balsa, por el cauce- en busca del niño ese mismo día y durante varias jornadas después de su desaparición. No hallaron ni rastro.

Casi seis meses más tarde, el pasado noviembre, un camionero que iba a verter tierras de la obra de la variante M-45 se apeó del vehículo para inspeccionar el terreno en el que iba a descargar y halló unos restos óseos. Dado el pequeño tamaño de los huesos pensó que eran los restos de un animal. Pero al acercarse se percató de que se trataba de un cráneo humano. La policía recogió los huesos -pelados, sin carne- y los llevó al laboratorio. El análisis de su ADN permitió determinar que eran los restos de Jonathan. Los huesos se convirtieron en la única posibilidad de encontrar una pista para dilucidar el caso.

Tras unas pruebas analíticas exhaustivas, el informe de la Policía Científica concluye que los restos óseos de Jonathan son insuficientes para esclarecer la causa de su muerte. El cráneo no muestra muescas o golpes que pudieran indicar que el niño falleció por un traumatismo en la cabeza.

La única pista que ha logrado aportar el forense al caso, tras analizar los huesos, es que el pequeño murió el mismo día de su desaparición o poco después. Los restos óseos están erosionados tras el paso del tiempo, tienen barro incrustado y arañazos que podrían haber sido causados por los dientes de ratas, alimañas o perros semisalvajes -relativamente abundantes en la zona del hallazgo y en las inmediaciones del pobla-do-, según explican fuentes de la investigación.

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Ante la falta de pistas, la policía carece de una teoría concreta que pueda aclarar el caso Jonathan. No descarta ninguna hipótesis: desde que el niño se perdiera y muriera por inanición hasta que el pequeño fuera víctima de un homicidio (intencionado o no).

Los investigadores han comenzado un segundo turno de interrogatorios a los familiares y los vecinos del poblado de Las Castellanas, en San Fernando, y tratan de encontrar un hilo del que tirar para sacar algo en claro, según fuentes del caso.

La policía ha pedido una ampliación, fotograma a fotograma, de las cintas de vídeo del sistema de seguridad del Pryca donde supuestamente desapareció el niño para tratar de identificarle entre los clientes que acudieron al centro comercial ese día. La madre y la abuela del pequeño ya revisaron las cintas y creyeron ver al pequeño en una de las grabaciones. Ahora tendrán que corroborarlo.

Jonathan fue enterrado el pasado 24 de enero -en un pequeño ataúd blanco con remaches en bronce-, después de que la policía devolviera los huesos a la familia tras los análisis pertinentes. Los hermanos de Jonathan -Adolfo, de cuatro años, y Carmen, de dos- fueron al entierro. La policía mantiene la investigación abierta.

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