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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El suplicatorio perdido

A veces ha sucedido que en la tramitación de una causa judicial se pierdan o traspapelen diligencias inexcusables que tenían carácter urgente. Algo de eso ha debido ocurrirle al suplicatorio solicitado por el juez Baltasar Garzón para levantar la inmunidad de los eurodiputados Silvio Berlusconi -ex primer ministro y actual jefe de la oposición italiana- y Marcello dell'Utri, imputados en el sumario abierto por su gestión en la cadena Tele 5 entre 1990 y 1993. El juez cursó en junio su demanda al Tribunal Supremo y éste la remitió al Parlamento Europeo a través de su oficina de Madrid. La presidencia de la Eurocámara se dirigió en agosto a la Representación Permanente española en la UE para que le informara acerca de quién es la autoridad española competente para tramitar tal requerimiento. La pregunta ha quedado sin respuesta de Asuntos Exteriores.

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La situación ha motivado que la Fiscalía Anticorrupción, de la que partió la iniciativa de actuar contra Berlusconi y Dell'Utri, haya urgido al juez Garzón a que se interese por la suerte de un suplicatorio del que 'se carece de noticias'. El trance es grave porque la tardanza en la tramitación está obstruyendo la acción de la justicia -un delito tipificado en el Código Penal-, como señala la Fiscalía Anticorrupción al afirmar que 'sin su cumplimiento no resulta posible dar por finalizada la instrucción'. Resulta como mínimo sorprendente que una petición judicial que se supone urgente y de obligado cumplimiento quede encallada durante al menos seis meses en la embajada española acreditada ante la UE.

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Berlusconi debe algunos favores políticos a Aznar, entre otros, el ingreso de su partido, Forza Italia, en el Grupo Popular Europeo, pero eso entra en el capítulo de las relaciones soberanas entre partidos. Cosa bien distinta sería que desde el Gobierno se estuviera protegiendo al amigo italiano frente a diligencias judiciales, siempre molestas, pero sobre todo en las vísperas electorales que ya vive Italia.

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