Los obispos reclaman al Gobierno 'todos los esfuerzos' para regularizar a los inmigrantes
A los obispos españoles nunca les gustó la actual Ley de Extranjería, y lo dijeron por activa y por pasiva durante su agitada gestación parlamentaria. Ayer, antes de iniciarse en Madrid la reunión ordinaria de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), el portavoz, Juan José Asenjo, reiteró la posición crítica de la Iglesia católica y entró de lleno en los dos asuntos calientes del problema: los encierros de emigrantes en algunas iglesias católicas y cómo solucionar la situación de los miles de emigrantes que ya se encuentran en España sin los documentos legales precisos.
Sin utilizar la palabra regularización, pero con una contundencia que daba pie a pensar que se estaba refiriendo a una medida de ese tipo, el obispo portavoz, que es también secretario general de la CEE, reclamó con firmeza 'todos los esfuerzos posibles para remediar esta tristísima situación [de los emigrantes sin papeles], aunque sea de forma transitoria, por lo menos respecto de aquellos que ya están entre nosotros'. Tras curarse en salud con la advertencia de que los obispos quieren ser respetuosos con las leyes y normas que dicta el Gobierno y el Parlamento, legitimados para ello, dijo, en la búsqueda del bien común, Asenjo añadió: 'Pero sí quiero decir que, después de la entrada en vigor de la Ley de Extranjería, un número importante de inmigrantes sin papeles no existen oficialmente, son invisibles en el plano legal, están indocumentados y, en buena medida, están condenados al paro, a la marginalidad y a la delincuencia'.
A la pregunta de si le parecía bien la propuesta del Gobierno a los inmigrantes ilegales procedentes de Ecuador para que regresen a su país a regular su situación antes de volver a España, el obispo portavoz declaró que no vería mal la solución si existiesen garantías de que de esa manera van a resolver el problema de la documentación y del permiso de trabajo.
Encierros en las iglesias
Estas declaraciones de Asenjo se produjeron en los pasillos de la Casa de la Iglesia en Madrid, donde está reunida desde ayer -hasta el jueves por la tarde- la cúpula directiva de la Conferencia Episcopal, con el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, al frente. Entre los documentos que piensa aprobar la Comisión Permanente de la CEE se encuentra precisamente uno preparado por las comisiones de Inmigración y Pastoral Social sobre el tráfico de mujeres en España, que está creciendo de forma espectacular, aunque no se trata sólo de un problema de inmigrantes, sino de trata de blancas en general, aclaró Asenjo a la agencia Efe.
El portavoz de la CEE también se refirió al encierro de emigrantes en varias iglesias católicas, asunto del que acababa de hablar el arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, miembro también de la Comisión Permanente episcopal. Según Amigo, el que los emigrantes recurran a las iglesias para sus encierros de protesta denota 'una especie de claudicación de la democracia'. 'No es que nos moleste a la Iglesia esta situación, pero ¿es que para reivindicar una cosa hace falta encerrarse en una iglesia? En nuestra democracia existen los sindicatos, el Parlamento y otras instituciones, y no debería hacer falta encerrarse en una iglesia para reivindicar algo', reflexionó el arzobispo.
'No es lo deseable que de forma sistemática nos secuestren, entre comillas, las iglesias para llamar la atención o realizar este tipo de protestas. Si no hubiera más remedio, pienso que la Iglesia tendría que estar dispuesta a prestar sus locales; ojalá que no fuera precisamente el templo!, hay otros locales para este tipo de reclamaciones', subrayó más tarde el portavoz Asenjo.
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