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El superávit obliga a la Fed a operar con bonos extranjeros

Enric González

Los problemas de Alan Greenspan no se limitan a la desaceleración económica y al riesgo de recesión. Tiene también un complejo problema técnico. Porque en el momento en que la política monetaria debería ser más eficaz, a Greenspan le falta un instrumento: la deuda pública. Al coincidir la caída del crecimiento con un amplio superávit presupuestario, la Reserva Federal (Fed) se encuentra ante una situación insólita que la obligará a operar con bonos de otros países y a crear algunas distorsiones en los mercados internacionales.

La Reserva Federal fija los tipos de interés del mercado interbancario a 24 horas (lo que los bancos se prestan entre ellos) y los de los créditos que la propia institución concede a entidades comerciales con problemas de liquidez. El tipo interbancario se considera la referencia básica. Pero subir o bajar ese tipo puede carecer de incidencia en la realidad. Lo importante es que los bancos se muestren interesados en conceder créditos, cuando se trata de relajar la política monetaria, o que los restrinjan, cuando el objetivo es combatir la inflación.

El poder real de Alan Greenspan radica en sus intervenciones en el mercado de deuda. Si quiere que el dinero se abarate, compra a los bancos y grandes inversores cantidades masivas de bonos del Tesoro estadounidense. Los bancos e inversores se encuentran entonces con dólares líquidos en sus cofres, y tienen que colocarlos en alguna parte: créditos a los clientes, acciones, etcetera. En caso contrario, la Fed vende bonos y con ello retira liquidez del mercado. Pero, ¿qué ocurre cuando no hay bonos que comprar o vender? Ésa es la situación en estos momentos.

Superávit

El presupuesto federal está en superávit. No hace falta emitir nueva deuda para financiar los gastos presupuestados. Al revés, el Tesoro recompra (a la propia Reserva en ciertos casos) algunos tramos de su deuda viva. Para inyectar o drenar liquidez, la Fed deberá operar los próximos meses con bonos emitidos por los distintos Estados de la Unión o con bonos de países extranjeros. 'Habrá que elegir cuidadosamente para no causar distorsiones en los mercados, o las mínimas posibles', dijo ayer Greenspan, sin expresar sus preferencias. La Fed dispone de reservas gigantescas y sus intervenciones eran poco perceptibles cuando se realizaban con deuda estadounidense. Los efectos serán mayores en mercados más reducidos.

Algunos senadores preguntaron si no sería conveniente que la Fed operara directamente con acciones en Bolsa. Greenspan descartó esa posibilidad.

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