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Crítica:JOE JACKSON | JOE JACKSON | ROCK | ROCK
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El niño ensimismado

El inglés que abjuró de la banalidad de la new wave para caer en brazos de los ritmos latinos y la música culta ofreció en Madrid un cálido concierto lleno de matices sonoros, de valoración de los arreglos, de culto a unas melodías de intención emocional.

Llegaba para presentar su último disco Night & Day II, continuación del homónimo de 1982, y los fans que abarrotaban el teatro no sabían que esperarse, dado el talante británico y un tanto puñetero del artista.

Pero Joe Jackson no defraudó. Con esa cara de hooligan despistado, abrigo de cuero, zapatos boogies y el poco pelo que le queda, ya cano, Jackson exhibió una simpatía de niño feliz, de músico juguetón, y encandiló desde el primer acorde de Hell of a Town.

Joe Jackson

Joe Jackson (voz y teclados), Graham Mmaby (bajo y voz), Sue Hadjopoulos (percusión), Allison Cornell (violín, voz, coro y teclados), Robert Rodríguez (batería) y Catherine Bent (cello y percusión). Teatro Alcázar. Entre las 5.000, 6.000 y 6.800 pesetas. Madrid, martes 6 de Febrero.

La duda estribaba en si, metido como está entre arreglos de cuerda y ritmos latinos, iba a acordarse de aquellos primeros temas con los que encandiló a principios de los años ochenta. Pero, al atacar You can't get what you want o Is she really going out with him?, la incógnita quedó plenamente despejada.

Jackson es un inlés que quedó fascinado por los ritmos que vienen del son cubano, pero, como buen británico, jamás podrá renunciar a la herencia melódica del pop anglosajón. Es decir, si se pone a tocar el Dios salve a la reina, igual lo hace en cha cha cha. Pero no cabe la menor duda de que le quedará bien.

Arropado por un grupo que conoce de él hasta sus huellas dactilares y que tienen materia prima de virtuosos -sobre todo la percusionista y la intérprete de cello- Joe Jackson dio un repaso ensimismado a temas nuevos y viejos descolgándose a mitad del show con tres temas que cantó con la única ayuda del piano y que fueron lo más emocionante del concierto: Be my number two, Home Town y una arrobada versión del clásico de los Beatles Eleanor Rigby.

Daba igual que le costase encaramarse a los tonos altos y apelase al falsete en los trozos más comprometidos. Lo importante era el momento, ver como la música se expande por una atmósfera en la que, sólo unos segundos antes, sólo había silencio.

Joe Jackson sirvió a los espectadores madrileños casi dos horas de un concierto que acabaría con las dos canciones que enganchan esos dos álbumes, uno viejo y otro aún caliente, separados por el tiempo y sin embargo unidos por este admirador de la metrópolis por excelencia.

Stay y Stepping Out abrían y cerraban el telón de la ciudad de Nueva York tal y como este compositor cosmopolita, y tremendamente influido por Ira Gershwin y Louis Jourdan, la imagina en su cabeza de niño ensimismado en un juego; tal cual la trasmite al público que, si Joe tiene la noche buena, se deja llevar encantado por él.

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