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¿Barajas o El Prat?

Con motivo de la Línea de Alta Velocidad (LAV) Madrid-Valencia, han surgido voces que sospechan, si el PP estaría aprovechando la actual sintonía política con Valencia, para hacer del cap i casal una alternativa a Barcelona. ¡Si non e vero, ben trobatto! Si ésta era la intención, poco fino ha hilado el PP en el tema de la LAV. En un tris hemos estado, que Arias y su equipo nos dejaran con su solución sur, vía Albacete, con otros cien años de maldición, en forma de casi 500 kilómetros de separación ferroviaria y de gran impacto sobre La Ribera. Además, perdido un tiempo precioso discutiendo lo obvio, el trazado, el proyecto no ha hecho sino empezar a andar, con un retraso culposo, mientrás cristalizaban otros compromisos Feder. Antes que la Madrid-Valencia, está previsto: Madrid-Barcelona, Madrid-Valladolid y Madrid-Málaga. Desgraciadamente, habría que hablar, más bien, de un aislamiento de la tercera capital española.

Comentando el papel de Valencia en el equilibrio entre Madrid y Barcelona, Bru de Sala (El modelo valenciano, La Vanguardia 15 de octubre de 2000), ponía sobre la mesa datos para la reflexión: la pobreza de las cifras de crecimiento de la Comunidad Valenciana, entre 1980 y 1997, pasando sólo del 72 al 77%, de la media europea (cuando Madrid ha subido del 82 al 99, y Cataluña del 83 al 97), el papel que aquí juega la economía sumergida y la adaptación clientelista a lo que se dice desde Madrid, sea voto PSOE o voto PP.

Ésta era su conclusión acerca del modelo valenciano: 'Si la economía sumergida no da para infraestructuras, el Estado sí. Cuando el espejo (de Valencia) era Cataluña, se construyó una autopista de peaje. (Ahora) a partir del modelo propio, la ciudad de Valencia y su puerto se benefician de grandes aportaciones. A la autopista gratuita de Madrid se añade el Euromed hacia el norte y el AVE al centro. La ampliación del aeropuerto y el trasvase del Ebro, decididos sin polémica ni reclamación pública previa, rubrican un muy brillante saldo a favor de un país con un modelo que funciona. Lástima que los catalanes ya no estemos a tiempo ni con moral de imitar'. Frases duras que gentes más preparadas que uno han contestado, pero que haríamos mal en despreciar, si de sociedad civil valenciana hablamos.

¿Podría un eje Madrid-Valencia, eclipsar a Cataluña? Dejo mi modesta aportación para el final, pero, por favor, no convirtamos la polémica en otra pregunta, no menos envenenada: ¿Es todo intento de conectarnos radialmente, un ataque a la indiscutible realidad cultural, lingüística y económica que define el tramo norte del corredor Mediterraneo? Dejemos esta senda, repleta de sofismas.

Para Valencia tan fundamental es la conexión con Madrid, como la de Barcelona. Priorizar un proyecto u otro es inaceptable ahora, cuando seguimos a más de tres horas ferroviarias o por carretera de estas dos grandes áreas económicas, que en particular incluyen dos aeropuestos transoceánicos, Barajas y El Prat. Desengañémonos, Manises está destinado a ser un aeropuerto regional, por ello hemos de librar la batalla para exigir una buena intermodalidad.

Volviendo a los argumentos procedentes de Barcelona, recordar que todos los enlaces son recíprocos. Del Euromed tanto beneficio saca Valencia como Barcelona, aunque ésta sólo sea una mediocre infraestructura, llena de apaños, entre dos importantes destinos, unidos por una dinámica trama territorial sin discontinuidades en sus 350 kilómetros.

Barcelona tendrá pronto una LAV con Madrid, que nadie discute. Sin embargo, sí es objetable la prioridad de su conexión con la frontera, que si bien hará de Barcelona el gran acceso marítimo del sur, si se hace a expensas de quedar sin una LAV con Valencia, ésta estará abocada a ser órbita de Madrid y la profecia anticatalana se cumplirá asimisma. Hasta la frontera, pasajeros de AVE llegarán pocos (el gobierno francés ha decidido que por ahora el TGV no baja hasta Perpignan), por ello, aclarar que lo que se está proyectando es un gran eje para mercancías desde Barcelona y su puerto a Europa. La única LAV que en el corto y medio plazo va a correr paralela al Mediterráneo, lo hará sólo entre Tarragona y Barcelona y creará una dolorosa frontera de ancho ferroviario, al norte del Ebro. Si Barcelona y Valencia no hacen un esfuerzo conjunto, España seguirá con su actual estructura radial, que sólo el eje entre estas dos ciudades puede contrarrestar. ¡Para cuándo un encuentro de ambos alcaldes que defina el papel político de estas conurbaciones!

Para no hablar sólo de transporte, extendamos nuestra sana envidia: Barcelona ha reclamado y obtenido ser sede de Retevisión y de Terra, con lo que ello significa en puestos de trabajos y tecnología. Además, acaba de conseguir que Telefónica introduzca de forma masiva el ADSL para el soporte de servicios de banda ancha. Mientras, Valencia en nuevas tecnologías carece de un sector solvente.

No veo argumentos que sustenten que Valencia ha ido siendo favorecida por las decisiones de Madrid, por haber votado socialista en tiempos de González y popular en etapas posteriores.

Hay que apuntarse al mensaje modernizador del valencianismo no anticatalán, aspirando a que las estructuras materiales del tramo catalanoparlante del eje mediterráneo sean cada vez más semejantes entre sí. Por ello, sólo cuando sepamos si Barcelona prefiere conectarse con LAV, con Port Bou o con Valencia, aquí podremos decidir entre Barajas y El Prat.

Gregorio Martín es catedrático y director del Instituto de Robótica de la Universidad de Valencia.

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