Volver a Lezama
Un día antes de la goleada en Barcelona, cinco juveniles del Athletic ganaron con la selección española la 'Meridian Cup'
El Real Madrid, el 14 de septiembre de 1980, endosó al Athletic un 7-1 en Chamartín que tuvo como inmediata consecuencia la destitución del técnico rojiblanco, Helmut Senekowitsch, y la primera intervención del bombero oficial del club, Iñaki Sáez. El entrenador austriaco pasó a la historia por ese resultado y por la implantación del sistema de defensa en zona en un equipo que seguía a pies juntillas el modelo inglés del marcaje al hombre. Fue la consecuencia anecdótica de un resultado espectacular. Lo cierto es que el Athletic volvió a los orígenes, reclamó un relevo de la plantilla y dos temporadas después se proclamó campeón de Liga con un colectivo en el que primaban la juventud y el sentimiento colectivo de identificación.
El Athletic sucumbía el sábado pasado, en el Camp Nou, en un ejercicio de impotencia que sólo manifestaba la falta de calidad de una buena parte de su plantel. Un día antes, la selección española sub 17 se había adjudicado la Meridian Cup, campeonato oficioso de la categoría, al vencer a Ghana por 2-0 en el último partido de la liguilla. Cinco futbolistas del Athletic -Goikoetxea, Moya, Solabarrieta, Jonan y Murillo- han sido la base fundamental de ese equipo. Otros tres, Jon Lopez, Endika Bordas e Iraola, jugarán con la selección sub 18 la Copa Atlántico. Del Horno, Yeste y Aranzubia, del primer equipo, son habituales con los sub 21.
'El fútbol español, con el dinero de las televisiones, dinamizó la política de fichajes y minimizó la política de cantera. El Athletic no fue ajeno a esa situación, con contrataciones abundantes y diversas, porque en ese momento disponía de algunas opciones en el mercado. Pero hay que confiar en que se trate de un paso transitorio porque el sustrato de este club ha residido en Lezama', afirma José María Amorrortu, coordinador general de la cantera.
El presidente, José María Arrate, comparte el valor de los orígenes y la dificultad progresiva de adquirir jugadores de otros clubes, pero considera que el Athletic nunca ha abandonado esa tesis originaria aunque haya cubierto con fichajes las carencias de producción. 'En Barcelona jugaron siete futbolistas criados en Lezama y ésa viene siendo la tónica habitual en las alineaciones de nuestro equipo. Siempre hemos tratado de implementar nuestra producción con fichajes, no de sustituirla. Ya es suficientemente reduccionista nuestra filosofía como para reducirla aún más y tratar de jugar sólo con lo que producimos en Lezama', afirma.
Lo cierto es que el Athletic del Camp Nou dio la sensación de ser un equipo gastado y roto, con escasa actitud y atemorizado como hace 20 años en Chamartín, con una defensa fláccida y circunstancial y un centro del campo y una delantera que juegan un partido distinto al del resto.
La tierra de los porteros y los centrales no tiene ahora ni un guardameta que aborte la discusión ni centrales específicos que cubran la posición. A Txetxu Rojo le ha tocado lidiar con una plantilla que se rompe con facilidad. En consecuencia, por obra y gracia de la edad, las lesiones y las condiciones técnicas de los futbolistas, el Athletic juega con laterales o centrocampistas rehabilitados -Lacruz u Óscar Vales- como centrales para configurar la defensa más debil y de menor estatura del campeonato: cada balón cruzado es una invitación al gol, cada defensa en línea una invitación al disfrute del delantero contrario.
La cantera de porteros y centrales parece haberse agotado. En el mercado no hay más que lo que el Athletic ha ido sembrando: futbolistas cortados en su trayectoria sin haber debutado en el primer equipo o que se anuncian como alternativa en el corto plazo. En 1980, cuando la histórica goleada en Chamartín, el Athletic tenía un debate en la portería, con tres guardametas en la plantilla. Dos años después ganaba la Liga con Zubizarreta como cancerbero. El Athletic miró a Lezama y rebuscó en las categorías inferiores sus señas de identidad, lo que Amorrortu define como 'el futbolista que tiene el compromiso de defender la camiseta del Athletic cada semana'. 'Nada que objetar', añade, 'al futbolista que viene de otro club, porque su actitud es intachable, pero nunca hay que perder de vista a Lezama, el sustrato original del Athletic para la continuidad de su filosofía'.
La única imagen que quedó grabada el sábado en la retina de los seguidores del Athletic fue la del joven Cuéllar, que sustituyó en la segunda mitad a un alicaído Etxeberria. Con ganas de triunfar y sobreponiéndose al marcador y al miedo escénico del Camp Nou, el delantero del Bilbao Athletic ofreció un recital de velocidad y habilidad que permitió a la parroquia guardar una imagen positiva de un encuentro nefasto.
Los jugadores del Athletic reconocen en privado la falta de presión que sufren desde las categoría inferiores. La obsesión del periodo de Luis Fernández por fichar jugadores hechos en otros clubes ha cortado la trayectoria de jugadores propios que no han llegado a debutar en el primer equipo. A falta de promoción interna, analizan el mercado y saben que no hay competencia. No es buena señal. El Athletic necesita rejuvenecer su plantilla a corto plazo. Volver a Lezama, donde casi todo comenzó.
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