El aura de 'Lo Pelat'

No es casualidad que Lo Pelat sospechara que le iban a secuestrar o que algo le podía pasar si no andaba al tanto. A Iván de la Peña, al fin y al cabo, siempre se le aplaudió la intención antes que la ejecución. Quizá por lo que se le supone, siempre se le añora más en su ausencia que durante su presencia.

Utilizado a menudo como sedante de la hinchada, Lo Pelat regresó en agosto pasado al Barcelona cuando se lesionó Guardiola, Xavi se fue a Sydney 2000 y Ronald de Boer era traspasado al Glasgow Rangers. Una medida populista, más que deportiva, como el tiempo ha demostrado. Iván sólo ha sido titular en un partido de Liga, frente al Racing de su Cantabria, y en los dos de la de Campeones que supusieron la sepultura azulgrana en la máxima competición continental (Besiktas y Milan).

Los resultados le han asociado con un pasado perdedor y, en cierta manera, fatalista, pues lleva un mes lesionado, con una contractura muscular en la pierna derecha, de la que ayer se trató en los servicios médicos. Lo Pelat abandonó el Camp Nou sin hacer declaraciones y acompañado de un escolta que ejercía además de conductor de su Audi rojo. El jugador lleva ya un tiempo callado. Ya dijo lo que tenía que decir -'no sé para qué me ficharon'- y desde entonces no ha vuelto a decir ni pío, quizá por recomendación de su presidente, Joan Gaspart, quien prometió su contratación en campaña electoral y el padrino de su mujer, Lorena Asensi (hija del Chepas), que está a punto de dar a luz.

Lo Pelat espera una oportunidad sabiendo que hoy juega igual que cuando tenía 19 años y Cruyff le caricaturizó diciendo que la pierna izquierda del masajista era mejor que la suya. Los entrenadores, tanto en el Barça como en el Lazio (que pagó 2.500 millones) y el Marsella, le han maltratado en la misma proporción que los ídolos, como Ronaldo o Rivaldo, exigieron su presencia. Incluso lesionado y a sus 24 años, Lo Pelat mantiene la magia y el aura de un crack. De ahí, que siga en el punto de mira.