YELTSIN VUELVE AL HOSPITAL
Si Borís Yeltsin fuese todavía el líder del Kremlin, su internamiento en la mañana de ayer en el elitista hospital central clínico de Moscú, donde celebrará mañana su 70 cumpleaños, tendría a la clase política rusa (y no rusa) en vilo y haciendo cábalas sobre la cuestión sucesoria. Convertido en un ilustre jubilado, la noticia fue recibida casi como una metáfora de que su tiempo ha pasado y de que, con Vladímir Putin empuñando la vara de mando, se desvanece su influencia y la de La Familia, el círculo de poder del que se rodeó durante su segundo mandato presidencial. Yeltsin fue internado de urgencia con fiebre alta, para recibir tratamiento 'intensivo', aquejado de una 'infección viral aguda', la misma imprecisa terminología médica que, en el pasado, escondió a veces dolencias de distinta gravedad. Desde que sufrió dos infartos entre las dos vueltas de la elección presidencial de 1996, el primer presidente de la nueva Rusia pasó una vez por el quirófano (donde se le implantó un quíntuple puente cardiaco) y muchas por el mismo hospital en el que fue internado ayer y por el sanatorio de Barvija. Neumonías, úlceras sangrantes de estómago, infecciones respiratorias agudas, arteriosclerosis cerebral, demencia senil y hasta Alzheimer son algunos de los males que (con o sin razón) se le atribuyeron.-
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