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Crítica:TVE-1 | 'EL SECRETO'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Malas muy malas y buenas muy buenas

Nadie había reparado en ello, pero resulta que el empeño de TVE-1 en cubrir su espacio de sobremesa con culebrones suramericanos no era una excentricidad ni un exagerado apego al clasicismo, sino que obedecía a una razón pragmática. Lejos de languidecer, los culebrones siguen obteniendo una cuota de pantalla que ya la quisieran algunos programas de mesa camilla en los que tan pronto te atizan un desfile de lencería como una conversación de media hora sobre la novia de un príncipe belga.

Así las cosas, era previsible que alguien se hiciera otra vez la inevitable pregunta. Si el embrollo de una familia de la oligarquía peruana es capaz de atrapar a una franja considerable de espectadores, qué no pasaría con un culebrón con ambientación española. El experimento está en marcha y se llama El secreto, un título no demasiado afortunado porque pone a la vista lo que, precisamente por ser la esencia conocida de cualquier culebrón, es convención que debe permanecer oculto.

Fuera de ese error, en el que los responsables de El secreto han caído a fuerza de querer ser puristas, en un género que permite forzar hasta el mínimo el principio de verosimilitud, casi no hay pegas que aducir. La producción está muy cuidada, el plantel de actores hace su trabajo con solvencia, y el argumento no se aparta ni un milímetro de los esquemas tradicionales de un modelo, el suramericano, que es a la telenovela lo que el cine norteamericano de los cuarenta y cincuenta al cine en general.

Una familia rica, los Vega Montalbán; dos hermanas enfrentadas, una muy mala y la otra muy buena; los maridos de ambas, bueno el que está casado con la mala y malo el que está casado con la buena; una madre posesiva y manipuladora dispuesta a sacrificar a su hija bondadosa con tal de que su yerno siga dirigiendo la clínica familiar; una criada que todo lo escucha y una nueva generación de hijos y sobrinos que, en lugar de aprender de sus mayores, son aventajados discípulos suyos.

Lo que no parece tan acertado es que, en ese afán por no apartarse de las líneas maestras que rigen desde Cristal hasta Pobre diabla enamorada, hayan trasplantado el modelo social latinoamericano, como si no se hubieran enterado de que eso de la tata a la mayoría de los españoles, salvo a los muy recalcitrantes, desgraciadamente hace lustros que nos suena a chino.

[El secreto logró en su estreno, el 22 de enero, 2.924.000 espectadores y un 26,9% de cuota de pantalla, y se mantiene en esa cifra].

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