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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El Barça se atasca en Málaga

Los azulgrana nunca se encontraron a gusto en La Rosaleda y ven frenado su empeño de alcanzar al líder

El Barcelona sumó anoche un partido más a su lista de imbatibilidad, que acumula ya 15 consecutivos. Pero los números engañan. El equipo de Serra Ferrer tuvo en Málaga una noche horrible. Atrapado en un barullo sin sentido en el centro del campo, en ningún momento supo cómo hincarle el diente a un rival que mostró a las claras sus complejos y que suspiró durante la última media hora por mantener el empate a cero. Los azulgrana abandonaron La Rosaleda tan cabizbajos como si hubieran perdido. En realidad se dejaron dos puntos en el camino y por añadidura aliviaron de presión la visita que el Real Madrid rendirá hoy a Valencia.

El Málaga, obsesionado con no dejar huecos libres al Barça, se empleó a fondo en la presión y procuró que el partido nunca tuviera fluidez. Ese fue su empeño y triunfó. Cumplió su objetivo: no perder.

MÁLAGA 0|BARCELONA 0

Málaga: Contreras; Rojas, Larrainzar (Bravo, m. 46), Roteta, Valcarce; Rufete, De los Santos, Movilla, Zárate (Sandro, m. 86); Darío Silva y Canabal (Ismael, m. 64). Barcelona: Reina; Reiziger (Gabri, m. 71), Abelardo, Frank de Boer, Cocu; Guardiola, Gerard (Petit, m. 74); Simão, Rivaldo, Overmars; y Kluivert. Árbitro: Ansuategui Roca. Amonestó a De los Santos, Rojas, Guardiola, Kluivert y Da Silva. No se llenó La Rosaleda: 22.000 espectadores.

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Joaquín Peiró dispuso el marcaje individual de Gonzalo de los Santos sobre Rivaldo. En 12 minutos le intimidó con tres avisos que le costaron una tarjeta amarilla. Fue suficiente, porque el brasileño quedó bloqueado. En su mérito hay que señalar que no desapareció, pero nunca estuvo acertado en sus acciones. Tampoco dio señales de vida Kluivert. Es cierto que sus compañeros apenas le buscaron, pero el holandés no se ofreció como en otras ocasiones.

Y Guardiola no fue el 'manantial de la doncella que alimenta la huerta', piropo que le dedicó el entrenador del Málaga, que no dispuso ningún marcaje especial sobre el medio centro.

Peiró alteró su habitual dispositivo táctico y prescindió de Agostinho, para dar entrada a un media punta, Ariel Zárate, muy desacertado hasta su sustitución.

La presión que el Málaga ejerció en el centro del campo provocó que el Barça apenas pudiera retener el balón en su poder. Sus continuas pérdidas propiciaron numerosos contraataques locales. Durante la primera media hora de partido, el Málaga intentó estirarse en busca de la victoria, y puso realmente en apuros a la defensa del Barça, tremendamente incomodada por el ardor de Darío Silva, que pelea cada balón hasta la extenuación. Los saques de esquina fueron un suplicio para el Barça.

No tuvo oportunidad el equipo de Serra Ferrer de enfriar el partido, sencillamente porque no tenía el balón. Guardiola casi nunca encontró apoyo en Gerard, y el balón no llegó a las bandas, bien tapadas por los laterales del Málaga (Rojas y Valcarce) con lo que Simao y Overmars quedaron casi inéditos en la primera parte.

En dos acciones aisladas, al pelotazo, el Barça se encontró de pronto con dos claras ocasiones de gol consecutivas (un remate de Simao que sacó un defensa y un balón en profundidad sobre Abelardo que solo ante el portero no alcanzó a rematar por milímetros). Faltaban 10 minutos del primer tiempo y pareció que el Barça empezaba a tener presencia. Además, para entonces el Málaga daba sus primeros signos de cansancio, su presión ya no era tan asfixiante, y empezaban a vislumbrarse algunas parcelas libres, aunque pequeñas.

Así fue el escenario del segundo tiempo. El Barça fue apoderándose del balón, y el Málaga reculando. Al cuarto de hora los blanquizales parecían fundidos y apenas salían al contraataque. Pero pese a tener el balón, el Barça nunca le cogió el hilo al partido. Por su manejo parecía que sería cuestión de tiempo, que antes o después acabaría encontrando una vía al gol, si no por la fluidez de su fútbol, por alguna acción individual, bien en un desmarque de Kluivert como en el que el minuto 60 acabó con un remate que detuvo Contreras, bien con algún disparo lejano como el que intentó Cocu cuatro minutos después, o bien en alguna jugada individual al estilo de una penetración de Gabri regateando defensas hasta que el último que le salió echó el balón a córner (m. 82).

Pero el Barça nunca impuso su jerarquía. Siguió atrapado en su propio barullo y dio oportunidad a que el Málaga se sobrepusiera. Aún pudo resolver en el segundo minuto de descuento, cuando Frank de Boer sacó con intención una falta al ver adelantado a Contreras. Pero el portero supo reaccionar para despejar el balón y consumó el objetivo de su equipo. El empeño barcelonista por atrapar al líder no pasó por Málaga.

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