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Entrevista:ANDONI OLABARRI | PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN SABINO ARANA

'Un nacionalista vasco puede ser absolutamente cosmopolita'

Andoni Olabarri (Basauri, 1943) asumió la presidencia de la Fundación Sabino Arana el pasado mes de octubre y para los dos años que tiene por delante se ha planteado un doble objetivo: demostrar que la fundación nacionalista es plural y abierta y desterrar los tópicos falsos que, según él, perviven en la sociedad sobre el nacionalismo. En los dos últimos días ha viajado a Roma para participar en la firma de la constitución de la Federación Europea de Fundaciones Social-Cristianas; hoy presenta el número 0 de la nueva revista Hermes y el domingo presidirá la entrega de los premios Sabino Arana, en su 12ª edición. Además, trabaja en el archivo histórico del nacionalismo y en el museo de Artea.

'Si hubiese un cambio político se trastocaría el proceso de renacimiento de la cultura vasca'
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El presidente de la Sabino Arana dice que 'el nacionalismo es absolutamente cosmopolita'

P. ¿No le parece mucha presencia nacionalista?

R. No, porque estamos recuperando algo que otras instituciones tendrían que haber hecho en lugar de nosotros. El interés no es sólo para los nacionalistas, sino general; es cultural.

P. La última edición de los premios de la fundación ha suscitado polémica. Carlos Iturgaiz, presidente del PP vasco, ha declarado que el galardón representa la encarnación del racismo y la xenofobia.

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R. Nunca hemos fomentado una cultura xenófoba y racista y siempre hemos impulsado la cultura de la pluralidad. Fruto de ello es la diversidad de personas e instituciones de todo tipo de ideologías que han recibido nuestro premio y los que han difundido sus ideas en la tribuna de reflexión y diálogo.

P. Uno de los premiados este año es Ernest Lluch.

R. Ernest Lluch se había comprometido con nosotros a hacer el prólogo de libro Visos y denuestos del nacionalismo vasco, que estudia el trabajo de una serie de periodistas sobre el periodo de la tregua, y que publicaremos en febrero. Alrededor de las seis de la tarde del día en que le asesinaron hablamos con él y nos dijo que había leído la mitad de la obra. Lluch ya estaba entre las propuestas al premio y luego, el asesinato lo determinó. Con él queremos representar al conjunto de las víctimas del terror.

P. ¿Premian también a personas que no son afines al nacionalismo?

R. Ha habido instituciones muy diversas y entre las personas, hay de todo. En la votación participan todos los socios de la fundación, entre los que hay no nacionalistas, aunque, claro, hay más nacionalistas. Se premian labores empresariales, artísticas, económicas, humanas y, por supuesto, el apoyo a la cultura vasca.

P. Los nacionalistas se quejan de que la persecución política de la que se sienten objeto, se ha extendido a la cultura. ¿Lo sufre la fundación, que se define como cultural?

R. Sí, y lo notamos símplemente en los medios de comunicación. Y eso que en nuestros ciclos hemos tenido a [Jaime] Mayor Oreja, Ernest Lluch, periodistas de todos los medios,... Pero, ¿qué constatamos? Que nos hacen mutis por el foro. Hay una mezcla de intereses políticos en los que se ataca todo de golpe.

P. ¿Quiere decir que les está perjudicando esa asociación entre la Fundación Sabino Arana y el PNV?

R. Eso es. Hay una cruzada contra el nacionalismo vasco y todo lo que huele y suena a vasco se rechaza. Hay muchos tópicos; un nacionalista vasco puede ser absolutamente cosmopolita sin problemas.

P. ¿No está más extendida la idea contraria?

R. Claro, porque nos asocian con la boina, las albarcas y el txistu. Pero el nacionalismo es absolutamente cosmopolita y abierto al mundo. Si la fundación consiguiese sus objetivos, esas opiniones sobre el conservadurismo nacionalista irían cambiando en la sociedad. Con nuestra actividad estamos intentando desterrar los tópicos sobre el nacionalismo, pero no sé si lo conseguimos.

P. El nacionalismo vasco suele advertir del peligro que corre la cultura vasca si el PNV pierde poder político. ¿No es un aviso apocalíptico?

R. Sabino Arana decía que en circunstancias como las que se vivían en su tiempo, la cultura vasca desaparecería antes de terminar este siglo. Afortunadamente no ha sido así, pero con muchas dificultades y con un renacimiento ligado a la institucionalización del país y donde el nacionalismo ha intervenido de forma muy importante. Yo sí creo que si hubiese un cambio en el futuro, pues en alguna medida se trastocaría este proceso de renacimiento y de regeneración de la cultura vasca.

P. ¿Una fundación cultural qué tiene que hacer en una situación de violencia?

R. Nosotros estamos metidos en esta vorágine de violencia y la fundación puede ser un foro de debate y de reflexión. En 1988, reunimos a todos los grupos significativos que existían sobre la paz; fuimos los únicos que conseguimos que opiniones tan diversas pudieran estar juntas. Para febrero, estamos preparando un encuentro entre periodistas.

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