_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Fitur

Estas siglas son como un reclamo al que nadie del sector turístico andaluz, empresarios, vividores, políticos, alcaldes y concejales escapan. La Feria Internacional de Turismo (Fitur) que empieza la semana próxima en Madrid es como un rico panel de miel en el que quedan atrapados los que quieren hacer lobby y pasillos, quienes buscan pavonearse o alargan el cuello para salir en la foto. Hay empresarios y algún político, pocos, es verdad, que van de buena fe, pensando en una cartera de negocio. Fitur no es la feria apropiada para cerrar contratos. Hay otras que sí lo son, como la de Berlín. Ésta de Madrid es la feria de las vanidades, de la imagen, de la pompa de jabón, de tirar la casa por la ventana, pero en la que hay que estar. Andalucía, con un maravilloso expositor, será la sensación, como todos los años. Pocas comunidades españolas son capaces de mostrar una oferta turística tan completa como nosotros. Lo que nadie podrá evitar será la locura de quienes, sobre todo periodistas y políticos, deberán multiplicarse para estar como dios en todas partes. Hacer moqueta será el deporte al que casi nadie escapa.

Y hay que estar porque, como ha dicho el consejero de Turismo, José Hurtado, el turismo andaluz aporta el 15% del producto interior bruto andaluz, con unos ingresos que superan, por primera vez, los dos billones de pesetas. Andalucía, sin el turismo, sería como una boda sin novios. Quizás por ello las señales de alerta dadas por el consejero Hurtado no deberían caer en saco roto y bajar, de alguna manera, el listón de la euforia. El turismo está en manos de unos cuantos operadores. Efectos de la globalización. Si el capo de turno, sea inglés, alemán, francés o americano, decide llevar los paquetes a otras zonas, a otro país, santas pascuas; nos darían todas por el mismo sitio. Esta dependencia sólo se puede romper con una rentabilidad compartida y desde Andalucía con una mayor diversificación, siendo competitivos, con una relación calidad/precio de forma que nadie pueda apear al turismo andaluz de la bolsa de la contratación. Crecer por crecer en un sector económico tan frágil y dependiente de factores difíciles de controlar puede ser un riesgo que convierta la gallina de los huevos de oro en un pato mareado.

JUAN DE DIOS MELLADO

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_