La nueva España de Argilés debuta en el Mundial frente a Corea
Velocidad, filigranas y balones al vuelo. Ésas son las señas de identidad de Corea del Sur, el primer rival de España, hoy (20.30 horas, La 2), en el Mundial de balonmano. Primer y peligroso rival, sobre todo en las jornadas inciales, cuando el gran desgaste físico implícito en su estilo aún no hace mella. Tras el obstáculo de hoy, la selección de César Argilés entrará en un remanso frente a las débiles de Groenlandia y EEU, antes de enfrentarse a dos huesos duros, Alemania y Croacia, que completan el grupo de Besançon. Se clasifican los cuatro primeros.
'Disociación segmentaria'. Argilés empleó ese tecnicismo para explicar cómo los coreanos disgregan su cuerpo: miran para un lado, orientan el tronco hacia otro y lanzan o pasan a un tercero. Con esas virguerías, perdieron por sólo un gol frente a Yugoslavia en los Juegos de Sydney, después de que los árbitros les anulasen un gol de forma harto polémica en el último minuto. Luego cayeron por dos ante Rusia, campeona olímpica, y finalmente se hundieron contra Egipto, ya muy cansados. La fatiga en los primeros partidos es precisamente lo que quiere evitar España a base de rotaciones; los lesionados Ortega y Entrerríos ya están listos para jugar.
Instrucciones de Argilés: en defensa, cerrar el centro para dificultar las acciones del formidable Paek y el gigante Yoon (2,03 metros), y no quedarse embobados tras un gol exquisito. 'Por maravilloso que sea, cada gol sólo vale un tanto; esto no es baloncesto', recuerda el seleccionador. Al atacar contra la defensa abierta, 'mucha fluidez y desmarque continuo de los jugadores sin balón por los huecos'. O sea, contra la floritura, eficacia.
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