Dos candidatos, de momento

Hasta la fecha, dos candidatos aspiran a dirigir la Real Sociedad a partir del 23 de marzo, fecha elegida aleatoriamente por el actual presidente Luis Uranga. Ignacio Gallo, presidente de la Policlínica de Guipúzcoa (patrocinadora de la Real) y José Luis Astiazaran, ex consejero de la entidad, son los primeros que han enseñado sus cartas. El primero saltó a la arena discutiendo la decisión de Uranga de anunciar una dimisión aplazada. El segundo ha dimitido del Consejo para facultar su condición de candidato. Puede haber más. En las últimas semanas se han avanzado nombres varios que rondan entre el realismo y la política. Son lo que Ignacio Gallo define como 'candidatos disuasorios', ésos que aparecen no tanto para optar al sillón del club como para ejercer una influencia negativa en las aspiraciones de otros candidatos.

Ignacio Gallo es quien más pasos ha dado en esta carrera. Reclamó una Junta General de Accionistas inmediata y para ello reunió el 7% de las firmas requeridas a tal efecto. Sin embargo el club ha rechazado su recurso por 'defecto de forma'. A Gallo le resulta 'impresentable' que el actual Consejo 'desoiga al 7% de la masa social' y le extraña que hasta el momento la convocatoria del 23 de marzo no figure en el Boletín Oficial del Registro Mercantil. Hay tiempo para ello, pero le resultaba sospechoso, hasta que el consejero Astiazaran dimitió de su cargo para optar a las elecciones.

En los sectores de oposición a Uranga se intuía que el aplazamiento de la Junta General de Accionistas podía encubrir un intento de dejar en el aire las propias elecciones. 'Tenían 13 partidos para enderezar el rumbo y si los resultados acompañaban, lo lógico sería que decidieran ir hasta el final de la temporada sin que nadie tuviera el atrevimiento de reclamar las elecciones prometidas'.

De lo contrario, el sucesor no tendría margen alguno de maniobra. Ni nuevo entrenador (ya van tres), con el consiguiente coste económico y deportivo, ni nuevos jugadores, ya contratados por el actual consejo. Nada que hacer sino gestionar una crisis profunda y larga. 'Pero si las cosas van bien, igual no hay elecciones'. Astiazaran, el candidato del Consejo (tras la renuncia a competir del vicepesidente Sebastián Irusta), aún no ha anunciado su decisión de presentarse a la presidencia. Aún esperará algún tiempo.

Extrañamente, La Real se ha sumido en una situación ajena a su historia. Uranga ha respondido a todas y cada una de las intervenciones de Ignacio Gallo con un tono que excede al historial del club. La condición de bilbaíno del opositor la ha sacado Uranga a pasear a la primera oportunidad. Cuando fichó a Toshack, su inspirador deportivo (algo decidido una semana antes de la renuncia de Periko Alonso) se congratuló de dejar el equipo en buenas manos deportivas, 'esperando dejar también el club en buenas manos guipuzcoanas', en alusión al origen del candidato. A Uranga no le molestó contratar a Clemente, socio voluntario del Athletic y vizcaíno de pro, que ahora se queja del buen trato que recibe Toshack por ser galés, a diferencia del que él recibió, siendo vasco.

La Real vive desde hace algunos años al día. Tiene las cuentas en regla. 'Como no es una sociedad que reparta beneficios, utiliza sus excedentes en la compra de futbolistas, de forma apresurada y seguimos igual', afirma Gallo.

La opción de Toshack ha sido el último cartucho. El técnico gales inspiró la nueva filosofía del club y adentró a la Real en la nueva senda económica que ha dirigido sus movimientos. Una actitud mas estética que real, limitada a tres casos puntuales (Karpin, Kodro, Kovacevic) y rellena de medianías sin ningún rendimiento deportivo.

Resulta extraño, sin embargo, que las candidaturas, teóricas o reales, se disparen en un club que ahora mismo inspira poca confianza y que atará al nuevo presidente de pies y manos hasta la próxima temporada. Como mucho, quien dirija a la Real en marzo gestionará la escasez y tendrá el honor de sentarse en el palco cuando la Real se salve o cuando la Real descienda.

Los antecedentes juegan en su contra. La única vez que utilizó tres entrenadores en una temporada (Albéniz, Elizondo y Torres) acabó descendiendo, en 1962.