Los inmigrantes de La Vega Baja crean una asociación multirracial
Inmigrantes ecuatorianos, que están protagonizando las protestas contra la nueva ley de extranjería, han propiciado la organización en Orihuela de una Asociación de Inmigrantes abierta a las distintas nacionalidades. La pasada semana convocaron una asamblea en la oriolana Parroquia de San Vicente Ferrer a la que acudieron un centenar de inmigrantes de todas las procedencias. En ella acordaron formar una comisión para dar los pasos necesarios para legalizar una asociación multirracial.
La riqueza agrícola y el auge de construcciones turísticas del Bajo Segura han convertido en la última década a esta comarca en un interesante destino para la inmigración. A la masiva y generalizada llegada de inmigrantes procedentes de países del Magreb -Marruecos y Argelia, principalmente- se ha unido en la última década la afluencia de trabajadores llegados desde los países del Este de Europa, sobre todo desde Lituania, Ucrania, Bulgaria y Rumanía. Tras ellos comenzó de modo también masivo la llegada a la zona de inmigrantes ecuatorianos y colombianos.
Una gran colonia de todos estos inmigrantes se fue asentado en la comarca y consolidando un modo de vida cuya ilegalidad no impidió su prosperidad. Según apuntan algunas organizaciones humanitarias de la comarca, el número de inmigrantes en La Vega Baja podría estar en torno a los 20.000.
En los últimos años, la afluencia de inmigrantes de habla hispana, sobre todo de los procedentes de Ecuador, ha favorecido la mayor integración social de los inmigrantes en esta comarca. Los últimos acontecimientos en Murcia y la polémica suscitada provocó un incremento de la llegada de ecuatorianos en busca de trabajo, ante las dificultades en la vecina Región de Murcia.
Los ecuatorianos han apromivido la creación de una asociación conjunta con todos los otros inmigrantes. El objetivo es defender sus derechos y propiciar encuentros con las autoridades para facilitar su regularización. Proponen entre otras cosas pedir a la Administración y a las organizaciones empresariales y sindicales de la provincia de Alicante que se regule un contingente de inmigrantes y de ofertas de trabajo para facilitar su empleo sin los actuales problemas que sufren inmigrantes y patronos. Algunos de los miembros de esta comisión, los ecuatorianos Fernando Alvear y Jhonson Castillo, y la colombiana Consuelo Castro agradecieron a la Parroquia de San Vicente Ferrer, Cruz Roja, Cáritas y Vega Baja Acoge el apoyo que están dándoles para crear esta asociación comarcal de inmigrantes.
El ecuatoriano Alvear explicó que 'todos somos hermanos y debemos compartir la libertad, derechos e igualdades de convivencia y para esto, ante el tema de las fronteras, todos vivimos en el mismo planeta y tenemos las mismas aspiraciones y ganas de desarrollo'. Elogió también las recientes declaraciones del príncipe Felipe cuando recordó que los españoles también fuimos emigrantes en todo el mundo. 'Nuestro objetivo como grupo es formar una asociación debidamente constituida bajo los estatutos de la ley española', señaló, 'organización que estará abierta a todos los inmigrantes sin distinción de nacionalidad'.
Con la deuda en los talones
Agobiados por la deuda que han contraído en el país de origen, los inmigrantes latinoamericanos sienten especialmente las dificultades para encontrar trabajo lejos de sus hogares. Quince horas de avión les separan de sus familias, y también una deuda que supera las 350.000 pesetas. Por eso se resisten a aceptar la propuesta del Gobierno de pagarles el billete para la repatriación: allí, sería una condena de años de trabajo y más miseria. Y eso que no es mucho lo que aquí les pagan. Los salarios rondan las 5.000 pesetas diarias, cifra escasa para ahorrar y vivir en España, en muchos casos hacinados en pisos o casas huertanas. Por tanto, sobreviven reuniendo todo lo que pueden; todo antes de cruzar el charco de vuelta.
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