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CRISIS EN EL GOBIERNO CATALÁN

Las relaciones con CDC crean división en la dirección democristiana

Siete horas de reunión y discrepancias. El comité de gobierno, el ejecutivo de Unió, vivió una sesión de café, bocadillos y polémica que los viejos del lugar apenas recordaban. Se evidenciaron tres posiciones que se hicieron patentes a lo largo del debate. Las intervenciones más duras contra Convergència por el nombramiento de Artur Mas como conseller en cap procedieron del entorno del líder democristiano, Josep Antoni Duran Lleida.

El secretario de organización, Josep Sánchez Llibre, habló abiertamente de una estrategia diseñada por Convergència para borrar del mapa político a Duran Lleida. Igual de contundentes fueron las intervenciones del parlamentario Domènec Sesmilo; el diputado en Madrid Manuel Silva; el director general de Relaciones con el Parlament, Josep Manuel Silva, y el consejero de Trabajo, Lluís Franco.

En alguna de estas intervenciones se llegó a proponer la ruptura con Convergència de forma inmediata. Los halcones de Unió rechazaron con fuerza el proyecto de acuerdo que como un castillo de naipes habían levantado pacientemente el diputado Xavier Trias, por Convergència, y la secretaria general de Unió, Núria de Gispert, con las bendiciones políticas del mismísimo Jordi Pujol.

Precisamente, Núria de Gispert, integrante del sector histórico del partido, hizo una de las intervenciones favorables al proyecto de acuerdo en el que ella misma había participado. Tanto De Gispert como Llibert Quatrecases y Ferran Pont -integrantes del sector histórico, del que es exponente el anteayer ausente Joan Rigol- defendieron la necesidad de acercarse a Convergència y evitar la rutptura. El rechazo al proyecto de pacto fue una desautorización en toda regla a las negociaciones desarrolladas con CDC por la secretaria general, que mañana, sábado, pasará a ocupar la presidencia del consejo nacional del partido.

Tercera vía

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Por último, y para lujo de tendencias, hubo incluso una tercera vía. En ella se integran algunos dirigentes de Unió, como el líder de las juventudes, Antoni Castellà, y el portavoz democristiano en el Parlament, Enric Millo, quienes apostaron también por la entente con el hermano mayor convergente. En cualquier caso, se puso de relieve que una parte de la ejecutiva de UDC no concibe el incierto futuro sin sus socios convergentes. Nadie, sin embargo, preguntó por qué si Duran conocía el nombramiento de Mas desde el 1 de diciembre no había informado de ello al comité de gobierno.

Pero al fin, tras siete horas de debates, se vió el final del túnel y acabó imponiéndose la doctrina del núcleo de Duran. En el comunicado se califica de 'innecesaria' la reestructuración del Gobierno catalán y se afirma que el nombramiento de Artur Mas como conseller en cap (jefe del Ejecutivo) provoca 'desajustes en el seno del Gobierno y desequilibrios entre los dos partidos La ejecutiva también rechazó un preacuerdo alcanzado con CDC sobre un posible reparto de poderes. Convergència había ofrecido a sus socios un cuarto departamento en el Gobierno, una cuota del 33% en las listas electorales y cargos en la administración; el número dos de la lista de las autonómicas y el conseller en cap en caso de ganar estas elecciones, y el número uno por Barcelona o en los comicios al Congreso.

Eso sucedía ayer por la mañana. Por la tarde las cosas se matizaban: 'Estamos de acuerdo con estas condiciones, pero primero hay que negociar el fuero, es decir, las condiciones en que se basará la coalición', manifestaron fuentes de la dirección democristiana.

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