Otra vez el Mago
Pensé en escribir unas líneas a su periódico después de ver por televisión la cabalgata de los Reyes Magos celebrada en Madrid. No me atreví, pero, después de leer la carta enviada por don Marcos Cardete Quintero, me atrevo a escribir, como él, sobre mi, digámoslo finamente, asombro ante tan singular interpretación del personaje popular-religioso por parte de la persona encargada de realizarlo. Interpretación que yo sé que es, pero mis hijos no.
¿Cómo explicarles que lo que estaban viendo era real y que dicho rey mago iba a venir a nuestra casa, por la noche, a dejarles los juguetes que ellos le habían pedido?
¿Cómo explicarles que no debían comer chicle como el rey porque, a su corta edad, se lo tragan porque creen que es como todas las chuches comestibles que a veces ingieren? ¿Cómo explicarles que ese rey es de color oscuro, uniforme, y no moteado?
Tras alguna que otra benévola explicación, no dando importancia al desaguisado que estábamos viendo, optamos por las siguientes soluciones:
1. Los reyes que les traían los regalos este año eran Melchor y Gaspar.
2. Baltasar tenía un mal día, como mago humano que es, y después de realizar un viaje tan largo, desde África, necesitaba un descanso, por lo que al año siguiente los niños no le pedirían nada a él.
3. Retirar la 'bandeja de agradecimiento' por los regalos dejados y la copita de vino dulce que le estaba destinada, ya que, según se observaba en la televisión, parecía que iba un poquito cansado y algo aturdidillo, no fuese a ser que con la copita le aumentase aún más el mareo que presuntamente llevaba.
Y yo le pediría al Ayuntamiento que para el próximo año tuviera mayor decoro y acierto al elegir al rey Baltasar.-
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