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Reportaje:FÚTBOL | Internacional

El final del 'efecto Clemente'

El Olímpico de Marsella sufre en la Liga francesa y el vestuario critica al técnico

Carlos Arribas

Javier Clemente renunció de entrada a los servicios de un traductor, su francés no es gran cosa y los jugadores del Olímpico de Marsella, el equipo francés que el técnico vasco entrena desde diciembre pasado, aprovechan para insultarle durante los entrenamientos. Así describía la semana pasada el diario L'Équipe las dificultades de comunicación que Clemente sufre en su primera experiencia de técnico en el extranjero. 'No se hace nada y no se entiende nada de lo que nos dice', critica en el mismo diario un futbolista anónimo. Y no es lo más duro de la aventura francesa del ex seleccionador español a la que llegó pocas semanas después de perder su puesto en la Real Sociedad.

El efecto Clemente se diluye, proclama la prensa francesa. Nada más llegar a su puesto el entrenador vasco en sustitución del portugués Abel Braga, el Marsella, un equipo histórico, uno de los grandes del fútbol francés que lucha aún por superar los traumas que le supusieron los escándalos de la época Tapie, pareció revitalizarse: siguió manteniéndose en las zonas bajas de la clasificación, rondando la zona de descenso, pero el espíritu que transmitía era de vitalidad. 'Y esperen a que se abra el mercado invernal', anunció el presidente, Robert Louis Dreyfuss, máximo dirigente también de la firma Adidas. 'Haremos un par de grandes fichajes'.

Han pasado seis partidos ligueros desde la llegada de Clemente. El equipo sigue abajo (15º de 18, a cinco puntos del descenso); los grandes fichajes no han llegado; la gran estrella del equipo, el liberiano George Weah, está con su selección jugando partidos de la Copa de África; los números de Clemente no son tan malos (tres victorias, un empate y dos derrotas: 1,7 puntos por partido, una media que evita el descenso), pero algo no marcha. El entusiasmo se ha acabado, se acabó, mejor dicho, hace apenas una semana, el día en que el equipo hizo el ridículo en Copa ante un equipo de Segunda, Le Havre, que le goleó 4-1. Desde aquel día, sólo llegan de la ciudad mediterránea noticias negativas.

El sábado el Olímpico jugó contra el Toulouse, uno de los colistas. Una victoria, aun mínima, habría invertido la tendencia, habría reactivado a Clemente. Pero el equipo sólo empató, a uno, y después de ir perdiendo bastante tiempo. El mismo día, Dreyfuss anunciaba los números económicos de la temporada anterior: 80 millones de francos (unos 2.000 millones de pesetas) de pérdidas.

El futuro no parece muy alentador para Javier Clemente, que sufre, además, la herencia de una deficiente pretemporada, en la que el equipo apenas trabajó la preparación física. Y un equipo que sólo aguanta un tiempo, como lo describe la prensa local, no parece el más adecuado para aplicar las recetas de salvación de Clemente.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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