Reciclando ruinas
Los arquitectos que han analizado el problema de los escombros se quejan de lo que ellos denominan 'descoordinación dimensional'. Para acoplar una ventana a su soporte, explican, lo habitual es recrecer o demoler parcialmente el hueco ejecutado para adecuarlo a las dimensiones de la carpintería suministrada, cuando sería más fácil, y se evitaría la producción de escombros, diseñar el tamaño de la ventana en función de las dimensiones del ladrillo. Algo parecido ocurre con los revestimientos cerámicos de una cocina o un cuarto de baño.
Si las dimensiones del interior de un local no son múltiplos enteros de la dimensión de las baldosas o placas, necesariamente habrá que cortar algunas para ajustarlas.
En lo que se refiere al reciclaje, apenas se está reutilizando un 5% de estos residuos, cuando se podría aprovechar hasta un 50%. Una vez triturados, algo que ya se ha hecho en ciudades como Barcelona, los escombros constituyen un excelente material de base para carreteras, de manera que, además de evitarse su vertido, se disminuye el consumo de algunas materias primas como los áridos, cuya extracción en canteras causa, a su vez, importantes impactos paisajísticos.
El Plan de Gestión y Aprovechamiento de Escombros, elaborado por la Diputación de Cádiz, advierte que más de un 80% de los residuos que se generan en construcciones de nueva planta son tierras sobrantes que podrían aprovecharse en explanaciones, regeneración de terrenos, revegetación de espacios degradados o cultivos agrícolas.
Y en lo que se refiere a los desechos originados en demoliciones, compuestos en gran medida por fragmentos voluminosos de hormigón y elementos cerámicos, es posible utilizarlos en la construcción de escolleras y arrecifes artificiales.
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