La medalla de Andalucía
'Se merece una medalla', esa expresión ha venido a mis oídos, desde muy pequeñito, para resaltar los méritos de aquellas personas a las que, normalmente, nunca se les concede una, es decir, de aquellos seres humanos que, sin esperar nada a cambio, trabajan para los demás poniendo en dicho empeño no sólo su dinero, sino también su esfuerzo y su tiempo. Ese es el caso de los miembros de la asociación ¿Yo? ¡Producto andaluz!
Además de seguir, a través de los medios de comunicación, la incansable actividad que, por todos los rincones de nuestra comunidad, desarrollan a favor de los productos culturales y económicos de Andalucía, he tenido la oportunidad, o mejor sería decir, el privilegio -esa sería la mejor palabra para definir la circunstancia- de conocerles personalmente, con ocasión de su recogida de firmas pro museo de la cultura andaluza. ¡Dios mío!, jamás vi mayor entusiasmo ni decisión en persona alguna.
Diríase que de estas mujeres y hombres de luz brotara a chorro vivo el espíritu de esa nueva Andalucía que quiere volver a ser lo que fue. Contagian alegría y optimismo. Ellos representan tanto lo que somos los andaluces, como lo que aspiramos a ser. Por eso, estoy convencido de que se merecen una medalla, y, para especificar más, la medalla de Andalucía. Nuestra tierra necesita condecorarse a sí misma, reconocerse sus propios méritos, por eso debemos dar nuestra medalla a ¿Yo? ¡Producto andaluz!
Ellos nos han hecho ser conscientes de nuestra capacidad, nos han invitado a situarnos frente al espejo de nuestra identidad y reconocernos a nosotros mismos, darnos cuenta de las maravillas que atesora el corazón de Andalucía. Ellos sí que nos representan dignamente, y no los chistosos de cuarta fila que inundan los medios de comunicación. Demostremos a España y a la humanidad que nadie tiene derecho a reírse de nosotros, sino, en todo caso, con nosotros. Demostrémonos a nosotros mismos y a todos que Andalucía no es ese destartalado camión de juguete, tan publicitado, que responde con un complacido acento andaluz a los golpes que le propina un nada tierno infante.
Sí, demos la medalla de Andalucía a ¿Yo? ¡Producto andaluz!, y gritemos con decisión al mundo que no estamos dispuestos a soportar ni un solo golpe, ni un solo abuso más. Que se enteren los guionistas de series televisivas españolas que los andaluces no somos un pueblo vago y analfabeto, sino, muy por el contrario, un pueblo heredero de la más rica tradición cultural de Oriente y de Occidente que, pleno de entusiasmo, trabaja día a día, inasequible al desaliento, en la labor de construcción de un porvenir mejor. Que se enteren todos de que el sur también existe.-
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