Una retirada 'para dar ejemplo'

Salvador Gabarró es uno de estos ejecutivos que han nacido para representar al capital sin necesidad de mostrar ni esconder los estigmas de la propiedad. Jamás le provocó ningún sarpullido no ser el dueño, precisamente porque era el dueño, sin ser el accionista. Ha sido el gerente de Roca Radiadores durante 26 años y se retiró del cargo el pasado noviembre después de haber cumplido los 65, 'para dar ejemplo'. Durante este tiempo, mandó y cortó en Roca Radiadores con mano firme y guante de seda desde su discreto despacho de la Diagonal de Barcelona, cuya sobria decoración rehúye el rancio entablillado de caobas tan al gusto de la élite financiera y jurisconsulta. Ha reportado a sus accionistas -la familia Roca- dos veces por semana, en sendas reuniones con Javier Roca, presidente del grupo y Carlos de Gomar, vicepresidente; y ha sabido proteger su contumacia tras la vindicación serena del éxito. El último: la compra, hace algunos meses, de la empresa suiza Keremik Laufen, una operación que ha consagrado a Roca Radiadores al convertir al grupo en el segundo fabricante mundial de sanitarios. Gabarró deja a Roca con una facturación de 230.000 millones de pesetas y convertida en un holding con 42 centros industriales en 16 países. Dijo que no se iría de Roca hasta conseguir que, por lo menos, el 50% de su cifra de negocios se consiguiera en el exterior; y ha cumplido su promesa.

Ahora centra su dedicación en los foros económicos. Preside el Círculo de Economía, es miembro del nuevo consejo de administración de la Fira de Barcelona y desempeña el cargo de vocal del comité ejecutivo de la Cámara de Comercio.

También forma parte del consejo de administración de La Caixa, lo que le ha convertido en uno de los seniors mejor situados tras haber abandonado la actividad empresarial diaria.