Una carpa de nuevas tendencias

Veintitres metros de carpa y catorce artistas representan la esencia del Circo Gran Fele, una compañía de producciones valenciana creada en 1994 y que une la más pura técnica de tradición circense con la danza contemporánea y el teatro.

Situado en la plaza de Zaragoza de la avenida de Aragón en Valencia, el Gran Fele da buena cuenta en cada actuación de sus 500 localidades. 'Apostamos por un circo más intimista, más cercano, por un gran espectáculo pequeño', defiende su propietario, Rafael Pla. Es, según explica, 'otra forma de hacer circo, sin animales, más que con atracciones, con emociones'. Un espectáculo que no prioriza el más difícil todavía, 'aunque lo persigue'; que no se obsesiona con el doble salto mortal, 'aunque lo hacemos, pero nos preocupa más cómo expresarlo'. 'Hay muchísimas cosas que no hacemos, pero ya las haremos algún día', explica. Un circo que forma parte de las nuevas tendencias. Una corriente minoritaria en España y que únicamente desarrollan algunas compañías en Cataluña y Madrid.

Ejercicios sobre la cuerda vertical y volante, encima de un alambre y, por supuesto, en un trapecio. El payaso tampoco falta. Números que forman parte de Halca (nombre que Pla ha querido utilizar para su espectáculo por su similitud con un tipo de corro característico en Marrakech en el que se cuentan historias). En él se suceden acrobacias en la pista con una historia como hilo conductor. Este año, el Gran Fele relata los avatares de una joven en el norte de África. Aunque ' podría estar ubicada en Suráfrica o en España', comenta Pla. La historia no es lo fundamental. 'Pero nos gusta que exista un hilo argumental musical. Para mí la música es imprescindible, casi el 50% del espectáculo', comenta.

Rosa es uno de los 14 artistas del Gran Fele. La mayoría son valencianos aunque hay artistas de Rusia, Tanzania, Inglaterra y Cuba. Rosa se transforma cada tarde en la bailarina de la cuerda vertical, y su actuación forma parte de un delicado engranaje que busca la participación y el sentimiento del público. 'Trabajas con emociones. Intentas crear una respuesta en el público y provocar su imaginación', explica esta bailarina de 27 años que dedica el resto del año a la danza y también imparte clases. 'El Gran Fele da la oportunidad para hacer algo distinto, de crear un personaje mágico. En otro tipo de circo no trabajaría', afirma.

Entre los artistas también hay actores e incluso un instructor de buceo. El propio Rafael Pla y su hermano vienen del teatro, aunque están 'toda la vida haciendo payasos'. El Gran Fele, además, era también el artístico de su padre, un ventrílocuo 'que murió hace muchísimos años y que trabajó en Zarzuela y revistas'.

'Fele' es una variación de Rafaelet. 'Gran' también hace referencia al tamaño de su propietario. Y 'circo', por el espectáculo que presentan al público. Un público, explica Pla, en el que abundan adultos 'que se dan cuenta que se puede pasar bien sin ñoñerías'. El espectáculo, por supuesto es apto para niños, 'pero no es infantilizado'. 'Trabajamos con niños como si fueran adultos bajitos, no idiotas', añade.

Este domingo, el Gran Fele plegará la carpa y a finales de febrero espera salir de gira.