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La Confederación de Consumidores recuerda que los artículos rebajados deben tener la misma calidad

Ante todo, mucha calma. El consejo lo daba el grupo Siniestro Total. Y es verdad que no se refería a las rebajas. Pero ésta es una máxima que conviene seguir por cualquier consumidor que se lance, esforzado y dispuesto a todo, a buscar en las rebajas que comienzan hoy el suéter que no pudo comprar en su momento; el abrigo de pura lana y costoso diseño; el electrodoméstico, quizás inútil, pero tirado de precio; los pantalones, la camisa o la vajilla de innumerables piezas que sólo se utilizará una vez en la vida.

La temporada de rebajas que, oficialmente comenzó ayer, primer día de 2001, durará tres meses y en ese periodo conviene seguir el consejo de Siniestro Total. Calma y mucha vista. Calma para exigir derechos y calidad que los artículos ofertados deben mantener.

La Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU) daba ayer, según Efe, las normas para que esas oportunidades no terminen siendo, sólo y exclusivamente, la forma de gastar las últimas pesetas de la Navidad, con escaso provecho y casi nula utilidad.

'Las rebajas son de precio, no de calidad', recuerda la CECU. Las rebajas no suponen tampoco pérdida de derechos para el comprador. Así que los productos deben tener etiquetas que recojan su tallaje, el precio antiguo o el porcentaje en que se haya rebajado. En contra de lo que se diga y se exhiba en carteles en los comercios, el consumidor puede devolver los artículos si no está satisfecho. Para ello, basta con conservar el resguardo de compra. Y tiene derecho, también, a recibir las garantías de calidad del producto.

El establecimiento está obligado a aceptar la tarjeta de crédito, si es práctica habitual en sus operaciones. La fecha de las rebajas debe figurar en lugar visible y accesible al comprador, y el periodo de este tipo de ventas ha de durar como mínimo una semana.

Los artículos no pueden estar deteriorados. Eso sólo está permitido en los saldos. Pero no hay que confundir rebajas con saldos ni con liquidación, modalidad en la que los productos se ofrecen más baratos por cese de negocio. En rebajas se reduce el precio por cambio de temporada. Y es condición indispensable que los artículos hayan estado antes a la venta.

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