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La mala política de fichajes obliga al Barça a buscar un secretario técnico

La directiva del Barcelona renovará la plantilla en un plazo de dos años después de reorganizar los servicios técnicos. La elección de un director o secretario técnico se considera imprescindible tanto para vertebrar un cuadro de entrenadores especialmente numeroso a causa de los pactos electorales como para frenar la mala política de fichajes de los últimos años. El equipo azulgrana se plantea precisamente fichar a un central en enero próximo después de traspasar a siete en cuatro años. La mitad de las incorporaciones del presente curso tampoco resultan rentables.

El entrenador Llorenç Serra Ferrer comunicará el próximo jueves al presidente, Joan Gaspart, el nombre del defensa central que le conviene al Barcelona para afrontar el segundo tramo de la temporada. El técnico está visionando varios vídeos e informes suministrados por Carles Rexach, asesor del presidente, para decidirse a contratar o descartar a cualquier jugador. Los brasileños Junior Baiano (Vasco de Gama), Marinho (Gremio), Cris (Cruzeiro) y Emerson (Portuguesa), así como el mexicano Márquez (Mónaco), se encuentran entre los zagueros examinados por los técnicos.La posible contratación de un central se plantea por las lesiones de titulares como Abelardo y después de que el club haya traspasado o negociado en los últimos cuatro años la salida de hasta siete defensas que cubrían o podían ocupar la demarcación (Popescu, Blanc, Couto, Nadal, Pellegrino, Bogarde y Dehu). La mala política de fichajes parece continuar, de momento, esta temporada: Dutruel se lesionó después de una titularidad efimera; Iván de la Peña no juega; las apariciones de Alfonso son cada vez más esporádicas, y Petit reclama un puesto como medio. Únicamente Overmars y Gerard aparecen ahora como solventes después de pasar una época de carestía. La plantilla está descompensada.

Los 14.000 millones de pesetas invertidos a destiempo, a causa de un proceso electoral precipitado, no tienen la productividad esperada, pues el Barcelona ha sido eliminado de la Liga de Campeones y está a cinco puntos del líder de la Liga. Pese a que sonó a befa, el anuncio de Valdano, responsable deportivo del Madrid, diciendo que los fichajes del Barça habían sido políticos expresa hoy la improvisación con la que el club se movió en el mercado y refleja el temor a realizar nuevas contrataciones sin antes haber redefinido la estructura técnica.

Las preguntas ¿quién ficha? o ¿cuál será el entrenador de la próxima temporada? tienen difícil respuesta, y más cuando el secretario técnico y el entrenador son la misma persona (Serra Ferrer). El cuadro de entrenadores precisa igualmente una regularización. A causa de una política de pactos electorales, en el club coinciden hoy varios técnicos y alguno sin misión específica. Rexach es el asesor presidencial; Rifé y Migueli se responsabilizan del fútbol base; Urruti dirigirá la escuela de fútbol; Menotti y Schuster controlan el fútbol internacional, y Alexanco trabaja con Rexach.

Para vertebrar los servicios técnicos y adecuar los fichajes a un plan de juego estable, la directiva se impone elegir un director o secretario técnico. Para el cargo se ha ofrecido el agente Josep Maria Miguella, que negocia el traspaso de su despacho profesional. También puede darse el caso de que sea Rexach. La opción Johan Cruyff es más delicada dado su distanciamiento con el presidente. La figura del director técnico tendrá más o menos peso en función del que tenga el director general. Las funciones de un consejero delegado puede ejercerlas el director general, Antón Parera, o bien un profesional que se contrate.

Mientras se organiza, el club azulgrana va desmintiendo los fichajes que se le atribuyen a diario. El último, el de David Beckham, del Manchester United.

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