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El Barça se impone rejuvenecer la plantilla y variar la política salarial en dos años

La directiva del Barcelona se plantea renovar a fondo la plantilla en un plazo de dos años. La junta que preside Joan Gaspart entiende que el vestuario ha envejecido de forma alarmante y, al mismo tiempo, se impone un nuevo modelo de contrato que acabe con la actual sangría económica por los ingresos que perciben los futbolistas. La modernización de la entidad demanda nuevas fórmulas, menos gravosas y más acordes con la productividad, para evitar desviaciones presupuestarias. Los jugadores implicados insisten en que no les falta motivación ni ilusión para reeditar éxitos frente a quienes exigen un cambio de equipo después de haber cambiado de presidente y de entrenador.

La luz verde ya está encendida. La época de opulencia se acaba en el Barça. En una creciente etapa de modernización y profesionalización de la gestión del club, la directiva empieza a estudiar fórmulas para acabar con los contratos de los futbolistas de la primera plantilla, cuya ficha media asciende anualmente a unos 300 millones de pesetas netos después de impuestos. O sea, que en realidad cada jugador le cuesta al club el doble de lo que gana. El presidente Joan Gaspart ha confirmado que la fórmula del nuevo plan económico está en marcha: los contratos establecerán unos ingresos fijos más unos complementos por los rendimientos conseguidos. La vieja regla empresarial de tanto produces -en este caso títulos-, tanto cobras. El club pretende acabar con los contratos largos y pagar sólo fichas altas a los craks pese a que el mercado está desorbitado.Gaspart, sin embargo, se ha apresurado acto seguido a tranquilizar al vestuario diciendo que esta política no afectará a ningún jugador de la plantilla actual, consciente de que la temporada está en pleno juego. Pero los cálculos no cuadran: sólo tres futbolistas (Guardiola, Cocu -pendiente aún de firmar su renovación- y Luis Enrique) acaban contrato en junio del próximo año. Y otros cuatro (Kluivert, Litmanen, Arnau y Abelardo) en 2002. Nadie cree que la junta vaya a tardar tanto tiempo en aplicar ese plan y la plantilla se teme lo peor. "Calculo que pondrán en venta a 10 jugadores", dijo uno de los futbolistas. "Parece que los de 30 años seamos unos jubilados", abundó un segundo en alusión a un dato irrefutable. La plantilla del Barça está formada por 24 jugadores y casi una decena pasan de esa edad. Son, en su mayoría, los titulares (De Boer, Abelardo, Guardiola, Cocu, Sergi, Luis Enrique, entre ellos).

El debate sobre el control del gasto lo ha planteado el vicepresidente económico, Joan Castells. El directivo defiende tres elementos básicos: contratos cortos, un plus por productividad y potenciar un cuadro salarial de acuerdo con la categoría de los futbolistas. La propuesta responde a tres conceptos básicos: evitar casos como el de Litmanen (el segundo jugador mejor pagado de la plantilla y sin dorsal); añadir una cierta dosis de populismo a la gestión (que los futbolistas suden la camiseta y ganen títulos) y una jerarquía salarial para alejarse de la supuesta coartada sentimental de los canteranos. "Se habla de fútbol, de sentimientos, pero esto es el mundo del dinero", insistió Castells la semana pasada. "Hay jugadores normales que merecen contratos normales. No todos los futbolistas estuvieron en la Gala de la FIFA. Los jóvenes de la cantera no pueden pedir revisión de fichas cada dos por tres".

La reflexión fue un primer aviso a la inmediata contención del gasto. El presupuesto del Barça se ha doblado en los últimos años: en el ejercicio de la temporada 1996-1997, el año de Bobby Robson, era de 9.930 millones y ahora asciende a 17.762. Pero, por el contrario, los beneficios cayeron en picado. Mejor: casi describieron una v: 1.724 millones en el último año de Cruyff; 1.530 (1996-1997), 492 (1997-1998), 282 millones (1998-1999) para ascender en la temporada pasada a 1.875 millones. La junta atribuyó la mejoría a que se ahorró las primas de la plantilla por no haber ganado títulos. Una situación que da una ligera idea de lo que supone mantener el vestuario, cuyo coste real se ignora porque el ex presidente Josep Lluís Núñez impuso el sistema de amortizar la inversión de cada jugador -la suma del traspaso- en cada uno de los presupuestos correspondientes a la duración de su contrato.

Gaspart, que siempre ha dicho que se siente solidario con la gestión de Núñez, sabe que el club está maniatado. Núñez abandonó la rígida escala salarial de Cruyff (tres niveles: extranjeros, fichajes nacionales y canteranos) al tiempo que la sentencia Bosman alteró las leyes del fútbol. Y el cinturón empieza a estrecharse. El día que tomó posesión del cargo de presidente, Gaspart vio a Figo vestido de madridista, tuvo que plegarse después ante Rivaldo (el mejor pagado del mundo con 1.100 millones de pesetas) y ahora se enfrenta a la renovación de Guardiola. El presidente quiere renovar al capitán, pero ya tiene el nuevo plan encima de la mesa.

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