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MANDY BARAK - DIRIGENTE DE LAS CÁMARAS DE COMERCIO DE ISRAEL

"Es imposible una alternativa que no sea la paz"

ENVIADO ESPECIALLos empresarios israelíes notan las consecuencias económicas de la ruptura del proceso de paz y, por interés, se convierten en grandes defensores de los acuerdos. A principios de los años noventa, antes de la Conferencia de Madrid, las inversiones que Israel recibía desde el exterior no pasaban de los 500 millones de dólares anuales; en los ocho meses anteriores al estallido de la última Intifada, las inversiones ascendieron a 6.500 millones. "Por eso presionamos al Gobierno israelí, para que tenga una actitud más abierta hacia los países árabes y hacia el proceso de paz", asegura Mandy Barak, responsable de Relaciones Internacionales de la Federación Israelí de Cámaras de Comercio.

Barak admite, ante un grupo de periodistas españoles, que los dos elementos que en la última década han proporcionado "un tremendo impulso" a la economía israelí han sido el proceso de paz y las nuevas oleadas de inmigración, especialmente la procedente de Rusia.

Los intercambios económicos con los territorios palestinos suponían, hasta el comienzo de la Intifada, más de 2.200 millones de dólares al año. Ahora, dice Mandy Barak, "antes o después, seguirán los intercambios, pase lo que pase. Somos lo mejor posible para los palestinos, desde el punto de vista económico, porque estamos al lado. Es como EE UU y México. Los palestinos exportan el 70% de lo que producen -sobre todo productos agrarios- a Israel". La interdependencia económica "hace casi imposible cualquier alternativa que no sea la paz".

Barak cree que la economía israelí perderá un punto de incremento del producto interior bruto (PIB) el próximo año: del previsto 4,5%, pasará a un 3,5%. "Pero los palestinos perderán más del 25% de su PIB. Su economía está bloqueada. Cada día, entre 120.000 y 160.000 palestinos trabajan en el mercado israelí. Sus aportaciones -más de 1.000 millones de dólares- suponen un tercio del presupuesto palestino".

En cuanto a los países vecinos, Barak es consciente de que para el sector privado israelí "es importante que mejore el nivel de vida de todos los que nos rodean, porque eso tendrá repercusiones en nuestro mercado". Los contactos se siguen manteniendo, de manera más o menos abierta: "No es un secreto que usamos nuestras relaciones con empresas españolas para acceder a mercados árabes en joint ventures".

Por todo ello, "antes o después, aunque nadie sabe cuándo, tendremos que sentarnos, dialogar y llegar a acuerdos, porque estamos viviendo juntos aquí", cree Barak, que cree que los desequilibrios extremos son insostenibles: "No puedes nadar en tu piscina cuando el vecino ni siquiera tiene agua para beber".

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